Los investigadores de la Universidad Católica de Valencia no dudaron en incluir en su estudio de comunidades evangelizadoras a la parroquia San Pedro Poveda de Jaén. Entre el equipo que ha levantado desde cero este templo, está Pedro Pancorbo Contreras, policía de 49 años. Han hecho tan suya la invitación a estar en salida hacia las periferias, que han recibido la Bandera de Andalucía a los valores humanos y la solidaridad otorgada por la Junta.
PREGUNTA.- ¿A qué sabe que le incluyan a uno en un estudio de parroquias evangelizadoras?
RESPUESTA.- Suena al reconocimiento de un trabajo de dos décadas. Empezamos con un solar, de ahí a unos locales y después la construcción fase a fase. Junto a nuestro párroco, Julio Segurado, siempre tuvimos claro que, a medida que se levantaba el edificio, lo fundamental era crear una comunidad. La creación del consejo pastoral fue la base para buscar la identidad y misión de nuestra parroquia. El Documento de Aparecida y la ‘Evangelii gaudium’ fueron nuestros textos de referencia para aterrizar esa llamada a vivir en un estado permanente de misión.
Partir de cero nos permitía ser más libres para no entrar en la dinámica de servicios sacramentales, sino en una pastoral de procesos. Para ello, nos han ayudado los Grupos Alpha como método de primer anuncio. Pero nos dimos cuenta de que solo tenía sentido si éramos capaces de darle continuidad creando un catecumenado y un discipulado. Hoy, tenemos a 200 adultos en grupos de fe con una formación específica en Biblia, con la Lectio Divina, Acción Católica…
P.- ¿Parroquia evangelizadora es sinónimo de ‘llenazo’ en la misa de los domingos?
R.- La tentación del número siempre está ahí, sobre todo porque venimos de una pastoral de cristiandad. Tenemos que asumir que estamos en una época de posmodernidad, con destinatarios diferentes. Antes nos volcábamos en formar a niños y jóvenes porque gozábamos de una fe familiar heredada, ahora estamos llamados a acompañar y despertar la espiritualidad en los adultos desde una elección personal. El camino pasa por propiciar experiencias de encuentro con Dios. Antes los agentes evangelizadores eran párrocos y religiosos, ahora los laicos estamos llamados a liderar la evangelización.
P.- ¿Se ha acabado el ‘ordeno y mando’ del cura?
R.- Sí. El sacerdote es el pastor, va en cabeza y cuida de nosotros, pero si no cae en la cuenta de que necesita un equipo potente y comprometido de laicos, llegará a poco y se desgastará. Para ello, se necesita una conversión de los laicos, que nos enamoremos de Cristo y la pasión por evangelizar. A partir de ahí, se suman la vivencia comunitaria de la fe, una formación bíblico-doctrinal y el compromiso misionero. Todas estas patas son indispensables