América

Un cura de San Diego tras recibir el libro de Burke para “negar la Comunión”: “Han declarado la guerra a Francisco”

Bernardo Lara se lamenta: “Es peligroso manipular la Eucaristía como arma política y arma de castigo”





Estos días, los más de 40.000 sacerdotes de Estados Unidos, así como todos los obispos y diáconos del país, están recibiendo en su casa un libro del cardenal Raymond Leo Burke que se titula: ‘¿Cuándo negar la Sagrada Comunión?’. Escrito en 2007, ahora el grupo Acción Católica para la Fe y la Familia está acometiendo la hercúlea labor de mandarlo gratuitamente a todo el clero para dejar claro que los políticos que promueven el derecho al aborto o al matrimonio homosexual no pueden acceder a la Eucaristía. Y todo en pleno mandato presidencial del demócrata y católico Joe Biden, defensor de ambos.



En conversación con Vida Nueva, Bernardo Lara, sacerdote mexicano incardinado en la diócesis estadounidense de San Diego, explica que recibió el libro de Burke “este Miércoles de Ceniza y, por obvias razones, no tuve oportunidad ni de abrirlo”.

Una sorpresa incómoda

Eso sí, admite que fue “una sorpresa incómoda. Nunca lo pedí ni nada por el estilo, así que no sabía si era para otro sacerdote y se equivocaron en la entrega”. Tras constatar en redes sociales que está llegando al clero nacional, Lara lamenta que “esta iniciativa es de un pésimo gusto. Claramente, están nutriendo una guerra que han declarado en contra del papa Francisco y de un número de obispos que han enseñado lo peligroso que es manipular la Eucaristía como arma política y de castigo”.

Para el presbítero, “está bien dialogar y expresar desacuerdo, pero yo sentí que este libro me fue impuesto”. Además, reflexiona sobre qué intereses hay tras una iniciativa que no ha tenido un inconveniente en los altísimos costes de enviar más de 40.000 ejemplares a domicilio y de un modo gratuito: “Me hace pensar el proceso que dio vida a este libro… No estamos hablando solo de un libro que se escribió, se publicó y se puso en Amazon, como muchos otros. Estamos ante un proceso más laborioso, tanto en su organización y distribución como en el apoyo económico”.

De ahí que, como concluye, “seguramente esta es solo la punta del iceberg de una iniciativa que puede dañar más a la Iglesia, comenzando por el mismo pueblo de Dios, en vez de ayudar”.

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