“Invitamos a Putin y Zelenski a Asís para restablecer la paz”. Así reza la carta enviada por el franciscano Gianmaria Polidoro –quien en 1984 se reunió con el presidente estadounidense Ronald Reagan en la Casa Blanca y también acudió al Kremlin para abogar por el fin de la Guerra Fría– a los presidentes ruso, Vladímir Putin, y ucraniano, Volodómir Zelenzky, y a los patriarcas de Moscú, Kirill, y Kiev, Onufriy, invitándolos a la ciudad italiana.
- PODCAST: Parroquias en salida
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Hoy el fraile, de 90 años, sigue animado por el espíritu de Asís y envió la misiva en el marco del primer EcuFilm Fest, Cine para el diálogo interreligioso, celebrado en el castillo medieval de Maenza del 23 al 25 de febrero, según recoge Vatican News.
Hace casi cuarenta años, en febrero de 1984, Polidoro, junto a otros tres franciscanos, entre conventuales y capuchinos, del Centro Internacional para la Paz entre los Pueblos de Asís, peregrinó a Washington y Moscú para pedir, en nombre de Dios, el fin de la Guerra Fría.
Espíritu de Asís
“Pido que vengan a Asís para encontrarse, para poder decir al mundo: soñamos con una paz que pueda extenderse a toda Europa, a todo el mundo”, dijo en declaraciones al medio oficial del Vaticano.
El padre Polidoro, que en Ginebra, en noviembre de 1985, con un grupo de cuatro frailes se reunió también con las delegaciones de Reagan y Gorbachov, y con su Asociación premia cada año a personalidades de todo el mundo comprometidas con la paz con la Palma de Oro de Asís Pax, pide al presidente italiano, Sergio Matarella, que garantice que los líderes políticos y religiosos de Rusia y Ucrania sean acogidos en Asís para que “puedan encontrar la paz que el mundo entero espera en estos momentos”.
Y como hombre de fe, se dirigió a los patriarcas de Moscú y Kiev “para que sean de ayuda en la oración y la exhortación, a fin de que todos nosotros, hombres de este mundo, obtengamos esa paz que predicó nuestro Señor Jesucristo. Cuando dijo: Les doy mi paz, no como la da el mundo, sino como la da Dios”.