El pontífice es entrevistado por los semanarios belgas Tertio y Dimanche
El papa Francisco ha concedido una entrevista a los semanarios belgas Tertio y Dimanche. En la conversación el pontífice trata cuestiones como el Vaticano II, el próximo sínodo, la guerra de Ucrania o apela a un nuevo modelo de desarrollo económico que no sea excluyente.
Para el Papa “el Concilio fue una de esas cosas que Dios realiza en la historia a través de personas santas”. “No se trataba sólo de una renovación, sino también de un desafío para hacer que la Iglesia estuviera cada vez más viva. El Concilio no renueva, rejuvenece la Iglesia. La Iglesia es una madre que siempre avanza” con los signos de los tiempos, asegura el pontífice. Una renovación que pasa por la sinodalidad porque, para Francisco, “los dos sínodos sobre la sinodalidad nos ayudarán a aclarar el significado y el método de toma de decisiones en la Iglesia”.
“Desde su inicio hasta hoy, el Vaticano siempre ha estado en el centro de la acción” ha destacado Francisco, concretando algunos gestos sobre la actuación ante la invasión de Ucrania. “Esta guerra es terrible, es una inmensa atrocidad. Hay muchos mercenarios luchando allí. Algunos son muy crueles, muy crueles. Hay torturas; los niños son torturados”, denunció. “Hacemos lo que podemos desde aquí para ayudar a la población. Pero el sufrimiento es muy grande”, añadió recordando que “nos sentimos muy implicados en esta guerra porque tiene lugar cerca de nosotros. Pero desde hace años hay guerras en el mundo a las que no prestamos atención: en Myanmar, en Siria –ya 13 años de guerra–, en Yemen, donde los niños no tienen educación ni pan, donde pasan hambre… En otras palabras: el mundo está, de hecho, siempre en guerra”. Por ello denunció la hipocresía de la “gran industria armamentística”.
Mirando a la vivencia de la fe, el pontífice reclamó que “la celebración de la Eucaristía tiene consecuencias. Está la fracción del pan. Esto implica una obligación social, la obligación de cuidar de los demás. Oración y compromiso van de la mano. El culto a Dios y el servicio a los hermanos van de la mano, porque en cada hermano y hermana vemos a Jesucristo”. También pidió: “Debemos ser prudentes con la economía: si se centra demasiado sólo en las finanzas, en meras cifras que no tienen entidades reales detrás, entonces la economía se pulveriza y puede conducir a una grave traición. La economía debe ser una economía social”.