Después de celebrar su Asamblea Plenaria, el presidente de los pastores germanos, Georg Bätzing, asegura ahora que “tomarán en serio” las preocupaciones del Vaticano
Los obispos alemanes quieren destensar la cuerda con el Vaticano. O al menos, no alimentar más la posibilidad de un posible cisma provocado por el llamado Camino Sinodal que va en paralelo al Sínodo de la Sinodalidad convocado por el Papa Francisco para toda la Iglesia.
Así lo ha dado a entender esta mañana el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Georg Bätzing, al hacer balance de la Asamblea Plenaria que han celebrado esta semana en Dresde. Ante los medios, ha explicado que no tienen interés alguno en fundar una iglesia propia escindida de Roma.
“Somos parte de la Iglesia católica universal, por lo que una vez más rechazo clara y resueltamente las acusaciones desde fuera de la Conferencia Episcopal Alemana de que nos dirigimos hacia una iglesia nacional o que estamos buscando divisiones”, dijo Bätzing.
Después de meses de recriminaciones a la Curia vaticana, el presidente de los obispos germanos admitió esta vez que “tomará en serio las preocupaciones y sugerencias de los dicasterios vaticanos” sobre el Camino Sinodal y el polémico Consejo Sinodal que estarían dispuestos a aprobar a pesar de la negativa romana.
Intentando escapar de los temas más espinosos doctrinales que querrían modificar desde Alemania, Bätzing hizo un llamamiento a la cautela rebajó el tono para apuntar que “lo que es decisivo es que un sinodal la iglesia tiene sus estructuras y su poder de decisión de manera participativa y transparente”.
Entrando en materia, se limitó a decir que “nosotros, como Iglesia, debemos de desarrollar relaciones y una ética sexual que pueda ofrecer a las personas una orientación útil para sus vidas”. A la par, reclamó una mayor acogida para los homosexuales y “más espacio” para las mujeres a la hora de “compartir responsabilidades y tomar decisiones”.