Los obispos de las cuatro diócesis católicas de la Federación Rusa se han reunido en la Casa de espiritualidad ‘Betlemme’, en la ciudad de Novosibirsk, capital de Siberia, para la celebración de la 57ª asamblea plenaria. Del 28 de febrero al 2 de marzo, en este encuentro “los obispos llaman una vez más la atención de los fieles sobre la realidad de nuestro mundo, sobre el sufrimiento causado por la guerra, la violencia y las catástrofes naturales”.
El camino del diálogo
A los obispos de Moscú, Novosibirsk, Sarátov e Irkutsk se han unido el Nuncio Apostólico en Rusia y Uzbekistán y el secretario de la Conferencia Episcopal, el jesuita Stephan Lipke, según informa la agencia Fides. Sobre la mesa, según el comunicado final, han estado cuestiones como la situación de Ucrania, el Cáucaso, Siria y Turquía o la preocupación por asuntos como las separaciones, los divorcios, la violencia doméstica, los abortos, la miseria de los hambrientos, los sin techo y los que se encuentran en situación de indigencia.
Los prelados han renovado su compromiso por la oración y el diálogo ya que “no hay curación sin escuchar y tomar en serio lo que el otro tiene que decir, aunque sea difícil de entender o desagradable o, a veces, incluso doloroso”. También mostraron su cercanía a los católicos que viven en lugares de exclusión, donde algunos sacerdotes y laicos están siendo expulsado de Rusia por ayudar a las víctimas del conflicto en Ucrania. Por ello, la Conferencia Episcopal pidió al Gobierno una “apertura a los valores evangélicos de los que es portadora la Iglesia católica, que es una parte pequeña pero integrante de la sociedad rusa”.
Repasando otros asuntos, los obispos confían tener una representación en la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa y han ratificado por tres años al obispo de Moscú, Paolo Pezzi, como presidente de la Conferencia. El secretario Lipke también repetirá mandato.
