Cáritas Latinoamérica, CLAR, Repam y red Clamor han expresado sus deseos en sintonía con el magisterio del papa Francisco
Este 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer y desde la Iglesia de América Latina han expresado sus deseos en sintonía con el magisterio del papa Francisco que ha dado especial protagonismo a las mujeres. Vida Nueva ha recogido algunos de estos mensajes.
La Vida consagrada de América Latina celebra esta fecha, sobre todo cuando en este cuatrienio se han propuesto a establecer un icono inspirador llamado Mujeres del Alba. Así, Gloria Liliana Franco, presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos/as (CLAR), plantea que las demandas de la mujeres de la Iglesia no tienen “ambición de poder o un sentimiento de inferioridad”.
“Tampoco hay una búsqueda egolátrica de reconocimiento; sino un clamor por vivir en fidelidad el proyecto de Dios, que quiere en el pueblo con el cual Él hizo alianza, todos se reconozcan en condición de hermanos”, añadió.
En definitiva, “se trata de un derecho a la participación y a la igual corresponsabilidad en los discernimientos y en la toma de decisiones, pero es fundamentalmente un anhelo de vivir con conciencia y en coherencia con la dignidad común que a todas y todos da el bautismo”.
En cuanto a las mujeres del alba, aquellas de más radical osadía, las que supieron aferrarse a la esperanza, las pioneras de nuevos caminos de evangelización y misión, “nos van movilizando por caminos de compromiso y entrega y nos motivan a vivir con sentido y radicalidad nuestra vocación de consagrados. Con ellas, reconocemos que la mirada debe estar fija en Jesús”.
José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo (Venezuela) y presidente de Cáritas Latinoamérica, ha enviado su saludo a las agentes pastorales que conforman esta red, quienes “ejercen el servicio de liderar procesos en bien de los más vulnerables y aquellas que desde el voluntariado sirven misericordiosamente a nuestras comunidades”.
Dijo que “es un día de discernimiento en el Espíritu, en la búsqueda de construir caminos para caminar también juntos. Muchos discursos se darán en diversas instancias, pero lo más significativo es lo que hoy tantas mujeres realizan, oran, se relacionan con sus comunidades en lo micro y desde esas periferias aportan cambios significativos en una, cien o miles de personas”.
“Valoremos siempre este servicio en los lugares necesitados y bendigamos a Dios por lo que hacen: dar esperanza desde la creatividad humana, pastoral y espiritual”, acotó .
Rafael Cob, obispo de Puyo (Ecuador) y presidente de la Red Eclesial Panamazónica (Repam), ha dicho que “nos unimos para dar gracias a Dios por lo que somos, hombre o mujer , nos unimos a las mujeres para reclamar sus derechos que son vulnerados o que no reconocidos en una sociedad que no puede preciarse de ser machista o feminista”.
Por tanto, “hombre y mujer juntos por la vida, diferentes según el plan creado por Dios” pero “complementarios que nos necesitamos el uno del otro y entre iguales caminamos unidos para hacer un mundo más justo y humano en armonía”.
A ello suma “la biodiversidad de nuestro planeta en la fauna y en la flora, porque cuando sumamos diversidad, aumentamos eficacia, cuando unimos fuerzas de diferente pensamiento y de voluntad, sumamos fortaleza y sabiduría para alcanzar juntos objetivos que beneficien a todos en equidad, justicia, amor y paz”.
Las migrantes han estado muy presentes en este día. Para Gustavo Rodríguez, arzobispo de Yucatán (México) y presidente de la red de migración, trata, refugio y desplazamiento Clamor, son las más vulnerables en el mundo actual, pues se “enfrentan a la discriminación, la explotación y la violencia”.
“Ellas han abandonado sus hogares y familias en busca de una vida mejor, son también un ejemplo de resiliencia y coraje, luchando contra todas las adversidades para alcanzar sus metas y sueños”, ha expresado.
Por ello, invita a reconocer “el valor y la contribución de las mujeres migrantes a nuestras sociedades. Ellas traen consigo una riqueza de experiencias, habilidades y conocimientos que engrandecen nuestras comunidades y culturas, además, sus esfuerzos para crear un futuro mejor para ellas y sus familias son una verdadera inspiración”.
Si bien “todavía hay mucho trabajo por hacer para garantizar la protección y el bienestar de estas mujeres”, desde la red Clamor “es esencial que se les brinde acceso a servicios de apoyo y asistencia, así como a oportunidades educativas y laborales justas”.
“Solo entonces podremos asegurar que tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial y contribuir desde la equidad de género plenamente a nuestras sociedades”, finalizó.
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