El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, con motivo de la próxima celebración del Día de Seminario, ha advertido en su carta semanal que la diócesis necesita “más sacerdotes”, y que este es un “asunto de primera necesidad, porque es un asunto de interés público y de interés común”, ya que “está en juego el presente y el futuro de la Iglesia Diocesana en Córdoba y su proyección en la Iglesia Universal”.
Así, tal como recoge Europa Press, Fernández ha explicado que el Día del Seminario se celebrará en toda España los días 19 y 20 del presente marzo, mientras que en la Diócesis de Córdoba “la campaña del Día del Seminario se extiende durante estas dos semanas siguientes: domingo 12 y domingo 19. De esta manera nuestros seminaristas pueden hacerse presentes en muchos lugares de la diócesis, los primeros días por todos los pueblos de las tres vicarías, y el segundo fin de semana por las parroquias de la ciudad, la cuarta vicaría”.
“Se trata de un momento especialmente importante para toda la diócesis, para los seminaristas, para los sacerdotes y para todo el pueblo cristiano”, ha señalado el obispo. “Necesitamos sacerdotes, necesitamos más sacerdotes, necesitamos sacerdotes santos, que nos den a Jesucristo en la Eucaristía, en la Palabra, en la catequesis, en el acompañamiento personal, con su vida y su ministerio”, y “toda la diócesis debe atender este asunto de primera necesidad”.
Apoyar las vocaciones
En este sentido, Demetrio Fernández ha señalado que “Jesucristo sigue llamando, porque él cuida de su Iglesia, y sin sacerdotes no puede haber Iglesia, porque no puede haber Eucaristía. Sin embargo, esta llamada a veces no es percibida en medio de tantos ruidos que nos aturden en el momento presente, y cuando es percibida, a veces suscita dudas e incertidumbres en el llamado, porque le pide la donación de su vida entera”.
“Por eso, lo primero que hemos de hacer en esta campaña del Seminario es orar al Dueño de la mies que mande trabajadores a su mies”, ha continuado en su carta. “Esta es la primera y principal colaboración, porque entramos en un misterio de amor, que sólo en el amor puede captarse y sólo en el amor puede responderse”, y “junto a la oración, el apoyo personal a aquellos que muestran haber sentido algún indicio de llamada”.
A este respecto, el prelado se ha dirigido “a los padres, para que apoyen la posible vocación de sus hijos”, al igual que “a los catequistas y profesores, para que alienten la llamada al sacerdocio, proponiéndola explícitamente” y, sobre todo, ha hecho un llamamiento “a los sacerdotes”, pues “no hay mayor alegría para un sacerdote que estar cerca de algún joven que es llamado. El sacerdote puede ayudarle con su buen ejemplo, con su apoyo, presentándolo al rector y formadores del Seminario y velando por su vocación”.