El observador permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra, Fortunatus Nwachukwu, externó su preocupación por el “deterioro de la situación sociopolítica y de los derechos humanos en Nicaragua”.
De acuerdo con información publicada por Vatican News, fue en la 52ª Sesión del Consejo de Derechos Humanos que se celebra en Suiza, donde la Santa Sede lamentó el “aumento de las restricciones a la libertad de expresión, de reunión pacífica y de asociación, junto con medidas represivas contra quienes critican al gobierno, periodistas y defensores de los derechos humanos, así como contra miembros de asociaciones de derechos humanos, y miembros de la Iglesia católica“.
En ese sentido, explicó que “la Delegación de la Santa Sede toma nota del Informe del Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua y expresa su profunda preocupación por el recrudecimiento de la violencia en todo el país y la reducción, en los últimos años, del espacio de diálogo y negociación entre las autoridades y la sociedad civil”.
El representante del Vaticano hizo un recuento de tales situaciones como restrictivas de la libertad de expresión: “el cierre de varios medios de comunicación independientes y organizaciones no gubernamentales, incluidas organizaciones religiosas, y las acusaciones de uso sistemático de la violencia por parte de las fuerzas de seguridad en un clima de impunidad generalizada, con frecuentes episodios de detenciones arbitrarias, violaciones de las garantías procesales y malas condiciones para los detenidos”.
“Superar las hostilidades y buscar espacios de diálogo”
De igual modo, refirió la expulsión de Nicaragua de varios diplomáticos, entre ellos el nuncio apostólico en Managua, Waldemar Stanisław Sommertag y de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa.
En particular, señaló que la Santa Sede lamenta las noticias más recientes sobre la condena a 26 años de prisión del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, “y la privación arbitraria de la nacionalidad a más de 300 ciudadanos nicaragüenses -entre ellos el exiliado obispo auxiliar de Managua, Silvio José Baez-, 222 de los cuales fueron deportados a Estados Unidos”.
Nwachukwu reiteró el llamado del papa Francisco “a superar las hostilidades y a buscar espacios de diálogo constructivo entre las partes, sentando las bases para el retorno a una convivencia pacífica basada en el respeto de la dignidad y los derechos de todas las personas, especialmente de aquellas en situación de mayor vulnerabilidad, que se ven desproporcionadamente afectadas por las actuales circunstancias”.
También hizo referencia a las reciente declaraciones del Papa, en el Ángelus del 12 de febrero, para que “los corazones de los responsables políticos y de todos los ciudadanos” se abran “a la búsqueda sincera de la paz, que nace de la verdad, de la justicia, de la libertad y del amor, y se alcanza mediante el paciente ejercicio del diálogo”.
