En la quincuagésima audiencia del proceso sobre la gestión de los fondos de la Santa Sede, el promotor de Justicia Diddi se han mostrado a modo de prueba dos cartas entre el papa Francisco y el cardenal Angelo Becciu, en las que este, tal como recoge Vatican News, pide al Pontífice que lo exonere de la acusación de haberlo “engañado”, declarando que él mismo había autorizado al entonces sustituto de los hechos de Londres y Marogna, y pedía al Papa a retractarse de sus declaraciones anteriores en las que reiteró “el pronunciamiento negativo” para ambas operaciones.
La correspondencia se produjo en el mismo período de la conocida llamada telefónica del cardenal al Papa que Becciu grabó el 24 de julio, con la ayuda de su amiga María Luisa Zambrano y sin el conocimiento del Papa. El contenido de las cartas se leyó en su totalidad y se proyectó en la pared del aula.
La primera carta está firmada por el Papa, con fecha del 21 de julio de 2021. Se trata de la respuesta de Francisco a una carta de Becciu, en la que el cardenal le pedía que confirmara que él mismo había respaldado la venta de la propiedad en Sloane Avenue. Al mismo tiempo, Becciu pidió al Papa la confirmación del secreto pontificio sobre el ‘asunto Marogna’.
La respuesta del Papa
“Su carta me ha sorprendido”, escribe el Papa, afirmando que no quiere entrar en “los propósitos que subyacen a sus declaraciones y sus consecuentes ‘estrategias’ procedimentales”. “En el espíritu de la verdad”, el Pontífice aclaró en primer lugar que desde que Becciu le planteó la hipótesis de comprar la propiedad en Londres “esta propuesta me pareció inmediatamente extraña por el contenido, las formas y el momento escogido; al punto que, no teniendo otros elementos de evaluación, sugerí que se hiciera una consulta previa con el Secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, y con el Padre Juan Antonio Guerrero Alves, prefecto de la SPE, para las apreciaciones de sus respectivos competencias. De hecho, era necesario aclarar el contenido y las perspectivas de esta operación”.
La “perplejidad original”, concluye Francisco, se reforzó aún más “cuando comprendí que la iniciativa en cuestión tenía, entre otras cosas, el objetivo de interferir, con efectos de impedimento, en las investigaciones de la Oficina del Promotor de Justicia”. De ahí el pronunciamiento “en sentido negativo”.