El teólogo venezolano analiza las implicaciones eclesiológicas de la sinodalidad en el marco del encuentro online organizado por la Academia de Líderes Católicos con motivo de los diez años del pontificado de Bergoglio
Para el teólogo Rafael Luciani, “Francisco inicia una nueva fase en la recepción del Vaticano II y recupera la imagen conciliar de una Ecclesia semper reformanda”. Es la reflexión que lanzó esta tarde en el marco del encuentro online organizado por la Academia de Líderes Católicos con motivo del décimo aniversario del pontificado del primer Papa latinoamericano de la historia que se celebra el lunes 13 de marzo.
El profesor venezolano de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas y docente extraordinario del Boston College defendió que la reforma de este Papa “no se trata de un acto puntual de revisión de ciertas estructuras, sino de un proceso permanente de conversión eclesial enraizado en la eclesiología del Pueblo de Dios”.
Es ahí donde enmarcó el término sinodalidad, que está marcando este tiempo de pontificado: “La sinodalidad puede ser nueva para nosotros, pero no para la larga y rica tradición de la Iglesia”.
“La sinodalidad no es algo opcional”, aseveró el investigador, convencido de que “no podemos pretender domesticar al Espíritu y decirle por donde ha de hablar”. De hacerla realidad, tal y como pretende el Papa, “se recuperarían las relaciones horizontales que brotan de la dignidad bautismal, la participación en el sacerdocio común de todos los fieles y el ejercicio de la corresponsabilidad en la misión”.
Por eso, para el miembro de la Comisión Teológica de la Secretaría General del Sínodo, “hablar de un proceso de reformas en clave sinodal va más allá de la celebración de Sínodos”. “Se trata de un proceso de maduración de la eclesiología”, añadió. El teólogo considera que “este pontificado ha iniciado un proceso de renovación eclesial que supone un cambio en la comprensión de la conciencia colectiva de lo que es ser Iglesia Pueblo de Dios”.
Con todas estas premisas, Luciani concluyó que “hoy, Francisco nos deja con este gran desafío para el tercer milenio: construir una Iglesia toda ella sinodal que viva la comunión desde la participación y la corresponsabilidad de todos los fieles”.