El gobierno de Nicaragua rompió relaciones con la Santa Sede, y de acuerdo con el sitio web nicaragüense ‘Confidencial’, el quiebre respondería a lo declarado por el papa Francisco en una entrevista con ‘Infobae’, donde calificó al régimen de Daniel Ortega como “dictadura grosera”, incluso “hitleriana”.
De acuerdo con lo publicado por dicho medio, que refiere a fuentes diplomáticas en Roma, “la representante del gobierno sandinista ante la Santa Sede comunicó ‘verbalmente’ la ruptura” de relaciones en la Secretaría de Estado del Vaticano, en Roma, haciendo mención de las declaraciones del Papa.
El Papa dijo a ‘Infobae’ en la entrevista: “con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige. Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio. Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35, traer aquí las mismas… Son un tipo de dictaduras groseras“.
Yara Suhyén Pérez Calero es la representante de Nicaragua y ministra consejera en la Santa Sede, pues Nicaragua no cuenta con un embajador en el Vaticano desde el 21 de septiembre de 2021, cuando Daniel Ortega canceló el nombramiento de Elliette Ortega Sotomayor.
Las relaciones entre Nicaragua y la Santa Sede llevaban al menos 115 años; iniciaron en 1908.
El país centroamericano se suma a otros trece que no mantienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede, cuatro de ellos de gobiernos comunistas: Vietnam, Corea del Norte, China y Laos; y ocho naciones musulmanas: Somalia, Omán, Mauritania, Maldivas, Islas Comores, Brunéi, Afganistán y Arabia Saudí; el otro es Bután, un reino budista del sur de Asia.
Según la fuente diplomática entrevistada por ‘Confidencial’, “al representante de la Nunciatura en Managua, Mbaye Diouf, le dieron una semana para irse del país”.
Diouf es actualmente el secretario de la Nunciatura en Nicaragua, en calidad de encargado de negocios, desde inicios de marzo del año pasado, luego que la dictadura expulsó al nuncio apostólico, Waldemar Stanislaw Sommertag.