‘Christus vivit’: los 10 mensajes del papa Francisco a los jóvenes

‘Christus vivit’: los 10 mensajes del papa Francisco a los jóvenes

Un total de 299 puntos distribuidos en nueve capítulos. Así se presentó la exhortación apostólica postsinodal ‘Christus vivit’ . Firmada el pasado 25 de marzo de 2019 en Loreto, el papa Francisco alterna el formato epistolar dirigido a cada joven de tú a tú con orientaciones pastorales para toda la Iglesia. Con motivo de sus 10 años de pontificado, recordamos sus 10 mensajes para la historia.



1. “¡Cristo vive y te quiere vivo!”

1.Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las primeras palabras que quiero di­rigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo!

2. Por una Iglesia rejuvenecida

35. Pidamos al Señor que libere a la Iglesia de los que quieren avejentarla, esclerotizarla en el pa­sado, detenerla, volverla inmóvil. También pidamos que la libere de otra tentación: creer que es joven porque cede a todo lo que el mundo le ofrece, creer que se renueva porque esconde su mensaje y se mi­metiza con los demás. No. Es joven cuando es ella misma, cuando recibe la fuerza siempre nueva de la Palabra de Dios, de la Eucaristía, de la presencia de Cristo y de la fuerza de su Espíritu cada día. Es joven cuando es capaz de volver una y otra vez a su fuente.

3. “No somos bichos raros”

36. Es cierto que los miembros de la Iglesia no tenemos que ser “bichos raros”. Todos tienen que sentirnos hermanos y cercanos, como los Apósto­les, que ‘gozaban de la simpatía de todo el pueblo’ (Hch 2,47; cf. 4,21.33; 5,13). Pero al mismo tiempo tenemos que atrevernos a ser distintos, a mostrar otros sueños que este mundo no ofrece, a testimo­niar la belleza de la generosidad, del servicio, de la pureza, de la fortaleza, del perdón, de la fidelidad a la propia vocación, de la oración, de la lucha por la justicia y el bien común, del amor a los pobres, de la amistad social.

4. No se puede estar “a la defensiva”

41. Una Iglesia a la defensiva, que pierde la humildad, que deja de escuchar, que no permite que la cuestionen, pier­de la juventud y se convierte en un museo. ¿Cómo podrá acoger de esa manera los sueños de los jóve­nes? Aunque tenga la verdad del Evangelio, eso no significa que la haya comprendido plenamente; más bien tiene que crecer siempre en la comprensión de ese tesoro inagotable.

5. Con las reivindicaciones de las mujeres

42. Por ejemplo, una Iglesia demasiado teme­rosa y estructurada puede ser permanentemente crítica ante todos los discursos sobre la defensa de los derechos de las mujeres, y señalar constantemen­te los riesgos y los posibles errores de esos reclamos. En cambio, una Iglesia viva puede reaccionar pres­tando atención a las legítimas reivindicaciones de las mujeres que piden más justicia e igualdad. Puede recordar la historia y reconocer una larga trama de autoritarismo por parte de los varones, de someti­miento, de diversas formas de esclavitud, de abuso y de violencia machista. Con esta mirada será capaz de hacer suyos estos reclamos de derechos, y dará su aporte con convicción para una mayor reciprocidad entre varones y mujeres, aunque no esté de acuerdo con todo lo que propongan algunos grupos feminis­tas. En esta línea, el Sínodo quiso renovar el compro­miso de la Iglesia ‘contra toda clase de discrimina­ción y violencia sexual’.

6. La importancia de la sexualidad

81. Los jóvenes reconocen que el cuerpo y la sexualidad tienen una importancia esencial para su vida y en el camino de crecimiento de su identidad. Sin embargo, en un mundo que enfatiza excesiva­mente la sexualidad, es difícil mantener una buena relación con el propio cuerpo y vivir serenamente las relaciones afectivas. Por esta y por otras razo­nes, la moral sexual suele ser muchas veces ‘causa de incomprensión y de alejamiento de la Iglesia, ya que se percibe como un espacio de juicio y de con­dena’. Al mismo tiempo, los jóvenes expresan ‘un explícito deseo de confrontarse sobre las cuestio­nes relativas a la diferencia entre identidad mascu­lina y femenina, a la reciprocidad entre hombres y mujeres, y a la homosexualidad’.

7. Contra el discurso antimigratorio

94. Pido especialmente a los jóvenes que no caigan en las redes de quienes quieren enfrentarlos a otros jóvenes que llegan a sus países, haciéndolos ver como seres peligrosos y como si no tuvieran la misma inalienable dignidad de todo ser humano.

8. Aliados contra los abusos

100. Así ustedes prestarán una invalora­ble ayuda en algo fundamental: la prevención que permita evitar que se repitan estas atrocidades. Esta nube negra se convierte también en un desafío para los jóvenes que aman a Jesucristo y a su Iglesia, por­que pueden aportar mucho en esta herida si ponen en juego su capacidad de renovar, de reclamar, de exigir coherencia y testimonio, de volver a soñar y de reinventar.

9. Protagonistas de “la revolución de la caridad”

174. Pero sobre todo, de una manera o de otra, sean luchadores por el bien común, sean servidores de los pobres, sean protagonistas de la revolución de la caridad y del servicio , capaces de resistir las patologías del individualismo consumista y superficial.

10. Jóvenes y ancianos, juntos

199. Si caminamos juntos, jóvenes y ancianos, podremos estar bien arraigados en el presente, y desde aquí frecuentar el pasado y el futuro : frecuentar el pasado, para aprender de la historia y para sanar las heridas que a veces nos condicionan; frecuentar el futuro, para alimentar el entusiasmo, hacer germinar sueños, suscitar profecías, hacer florecer esperanzas.

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