Los seminarios españoles se vacían con cuentagotas. Sin embargo, en este curso 2022-2023 se ha rebasado una delgada línea roja simbólica: por primera vez el número de seminaristas baja del millar. En total, son 974 los aspirantes a sacerdotes los que están estudiando en los seminarios diocesanos -1.028 el curso anterior-, tanto en los conciliares como en los Redemptoris Mater, dependientes del Camino Neocatecumenal. Si se compara con los datos de hace dos décadas, hoy hay 725 seminaristas menos que en el curso 2002-2003, cuando sumaban 1.699.
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La Conferencia Episcopal Española ha desvelado estos datos con motivo de la festividad de san José y del Día del Seminario, que se celebra hoy, 19 de marzo, bajo el lema ‘Levántate y ponte en camino’.
Según el Episcopado, también en este curso ha habido menos de 200 nuevos ingresos, cifra que se superó en los años previos. Así, en total 172 seminaristas se han matriculado por primera vez en estos estudios eclesiásticos. Por otro lado, las ordenaciones no han alcanzado el centenar, situándose en 97 los nuevos sacerdotes, cuando en los tres cursos anteriores rondaron las 125.
“No creemos que sea una hecatombe”, analiza en Vida Nueva Jesús Vidal, presidente de la Subcomisión Episcopal de Seminarios, que no ve que detrás de estas cifras haya una caída brusca por algún acontecimiento especial, sino simplemente “una tendencia”. El también obispo auxiliar de Madrid y administrador apostólico de Alcalá prefiere hablar de “un descenso progresivo que viene sucediendo desde hace varios años y que tiene que leerse en el conjunto de toda la Iglesia”.
Una comunidad suficiente
Vidal enfatiza que “el Señor sigue llamando y los jóvenes continúan respondiendo, como lo reflejan esos 172 nuevos seminaristas”. “No perdamos ese foco, porque hoy no hay ningún tipo de beneficio ni reconocimiento social por ser sacerdote”, apostilla el obispo, que rechaza la idea de que algún seminario de nuestro país sobrevuele la tentación de fichar a cualquiera con tal de mejorar las estadísticas y aumentar el presbiterado. “El discernimiento en nuestros seminarios es serio y se hace bien”, defiende.
Sobre la posibilidad de que se pongan en marcha más seminarios interdiocesanos fruto de esta caída del número de seminaristas, Vidal aclara que “tendrán que ser los obispos los que hablen por provincias eclesiásticas y regiones para valorarlo”. En cualquier caso, apunta que “un número determinado de por sí no soluciona la vida de un seminario, lo importante es que se tengan formadores buenos y buenas relaciones”.