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Nacho Tornel: “En la Iglesia también hay que profundizar mucho más en la espiritualidad conyugal”

Después de dos décadas acompañando a parejas en dificultades, este ‘coach’ recoge su experiencia en ‘Relacionarte’, su segundo libro





Lleva casi dos décadas acompañando a parejas, como mediador familiar. Primero volcó su experiencia en ‘Enparejarte’ (Planeta) que suma y sigue en ventas con cuatro ediciones abordando los pilares que permiten apuntalar una relación: de la confianza al respeto, del compromiso a la sexualidad. Ahora Nacho Tornel ahonda con ‘Relacionarte’ (Planeta) en las claves conformar una “alianza imbatible”  frente a desafíos tales como la llegada de los hijos o el trabajo.



PREGUNTA.- Casi dos décadas acompañando a parejas. ¿No me diga que ha sido capaz de recoger toda su experiencia en ‘Relacionarte’?

RESPUESTA.- ¡Noooo! ‘Emparejarte’ fue mi primer libro y lo escribí en 2016. Al igual que en ‘Relacionarte’, lo que hago es reproducir historias breves que reflejan casos reales de desencuentro o de conflicto en una pareja con un enfoque siempre constructivo y positivo. ‘Enparejarte’ me ha dado muchísimas alegrías como estoy seguro que también me dará ‘Relacionarte’, porque son muchas las personas que han venido a verme al despacho diciéndome que se habían sentido muy identificadas con lo que contaba en el libro. Y de ese modo se han decidido a ponerse manos a la obra para restaurar su matrimonio.

P.- El Papa, cada vez que se topa con un grupo de recién casados, les dice que edifiquen su día a día en torno a tres palabras: permiso, perdón y gracias. ¿Es buen ‘coach’ Francisco?

R.- Es fabuloso ese enfoque porque mucho más allá de las palabras lo que nos pide el Papa es que la actitud interior, la disposición ante el otro, sea precisamente esa: la delicadeza, el cuidado, el servicio, la ternura… y para eso es fundamental que cada uno de nosotros nos cuidemos por dentro. Reflexionemos y profundicemos en el alcance de nuestras palabras y de nuestras obras, en la dimensión de nuestro compromiso. Así hoy se fortalece la decisión y la voluntad de entregarse a otra persona en el matrimonio.

P.- El otro día escuché a alguien que considera pareja estable a una relación de más de tres meses. ¿Es sintomático de esta sociedad líquida en la que vivimos?

Yo creo que realmente todos sabemos lo que es una pareja estable. Sobre todo, los frutos que da una pareja estable: la conexión que se produce entre los dos, la seguridad que aporta saber que el otro estará a tu lado también cuando flaquees, la confianza de sentirte acompañado… Todo eso es fruto del compromiso qué es lo que aporta estabilidad a la pareja y a la familia. Lo que también es verdad es que el compromiso tiene hoy muy mala prensa a todos los niveles. La inmediatez de nuestra sociedad nos hace más difícil decir un sí para siempre. Pero esa fórmula, la de la entrega personal y para siempre, sigue siendo hubo una fórmula ganadora porque es la que de verdad llena el corazón de la persona que tiene ansias de eternidad, de totalidad, de exclusividad.

P.- ¿Seguimos teniendo idealizado el concepto de ‘pareja perfecta’, ‘familia perfecta’? ¿Cómo romper con ese estereotipo?

R.- Partiendo de la base de que somos todos bastante imperfectos, la pareja perfecta sería aquella pareja que todas las mañanas se levanta con ganas de hacer la vida más feliz al otro y que si se encuentra sin esas ganas pondrá los medios para generarlas. Es esa pareja que, ante las dificultades del camino, se detienen, se miran a los ojos, se agarran fuerte de la mano y siguen caminando con las dificultades que sean. Pero juntos y decididos.

P.-¿Llegan a su despacho parejas a las que una determinada interpretación de la moral católica, lejos de ayudarles a encontrar la felicidad, se ha convertido en un obstáculo? ¿Cómo se reconducen estas situaciones?

R.-Todavía hoy nos encontramos con personas que tienen una visión de las relaciones sexuales como algo “permitido” por la moral católica en el contexto del matrimonio. Cuando la unión sexual íntima y profunda entre los dos es algo mucho más grande. Suelo hacer mucho hincapié en la dimensión unitiva que tienen las relaciones sexuales plenas y mutuamente satisfactorias, para lo cual deben ser cuidadas y mimadas por los dos, en el matrimonio. Si no tenemos claro que la afectividad conyugal es la gasolina del coche, podemos descuidarla y el coche irá a trompicones para acabar parándose exhausto.

La espiritualidad conyugal

P.- Hace un tiempo, escuché al cardenal arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, entonar un ‘mea culpa’, señalando que la Iglesia quizá se había preocupado en demasía en lo que hacían las parejas en su habituación sin tan siquiera haber compartido con ellas un diálogo en el salón. ¿Está de acuerdo con esta reflexión?

R.- Creo que en la Iglesia también hay un camino que recorrer para profundizar mucho más en la espiritualidad conyugal, como ya avanzó san Juan Pablo II. Estamos en una era en la que creo que más que nunca es fundamental que existan verdaderas Iglesias domésticas en cada uno de nuestros hogares, será así como se pueda mantener la llama viva de la fe en tantas y tantos. Y el núcleo de esos hogares son esos matrimonios cristianos que necesitan ser acompañados, reforzados… Por eso me pareció una gran noticia que el Papa lanzará el itinerario de catecumenado para matrimonios en junio de 2022. Sin duda es un gran paso en la dirección correcta.

P.- Ya sé que no hay fórmulas mágicas ni recetas para salvar un matrimonio, pero seguro que hay algún gesto, detalle o buena práctica que puede sacar del abismo a quien lo ejecute…

R.- Si los dos cuidan su ‘tiempo blindado al final del día’, tal y como expongo en ‘Enparejarte’ en el que comparten un rato hablando tranquilamente contándose el día y blindado eso sí de pantallas y de hijos creo que así se pueden vacunar frente a los virus del aislamiento el distanciamiento y el desinterés por el otro.

P.- En esta misma línea, supongo que son muchas las parejas que van buscando en usted una especie de salvador. ¿Eso no le abruma como acompañante en ese camino?

R.- Siempre les explico que la materia prima fundamental del trabajo que vamos a hacer es la voluntad que ellos pongan en mejorar y en remontar. A mí hoy me tienen a su lado para sugerir proponer, acompañar, escuchar, animar… Pero la responsabilidad no deja de ser suya, por lo que, a mí lejos de abrumarme, me llena de alegría poder ser partícipe de ese proceso. Y como la mayoría van a buen puerto, la satisfacción es enorme. Me considero un verdadero privilegiado por dedicarme a trabajar codo con codo con personas que tienen claro que su felicidad se fundamenta en su relación. La felicidad está en casa.

P.- ¿Y cómo se acompaña en una ruptura para que aquello no acabe ‘como el rosario de la aurora’?

R.- Escuchando y acogiendo, ayudándoles a que verbalicen sus expectativas y sus frustraciones, acompañándolos aportando el ingrediente tan importante en estos casos de la objetividad, porque ellos suelen estar muy nublados por sentimientos muy intensos que les llevan con frecuencia a tener visiones muy subjetivas. Conseguir que ganen en serenidad y mitigar el dolor que están sintiendo es fundamental para ayudarles a recuperar las riendas de su vida y poder así tomar las mejores decisiones.

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Etiquetas: pastoral familiar
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