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Antonio Bellella: “La Vida Consagrada está en un tiempo de prueba y purificación”

El director del ITVR ha presentado hoy la 52ª Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada, con el tema ‘Entretejer itinerarios de esperanza’





“Estamos en un tiempo de prueba y purificación que, pese a todos los intentos de superarlo, parece prolongarse al infinito. Es como si descendiéramos por un terraplén que nunca se acaba y cada vez es más empinado, aunque de vez en cuando derive en un engañoso rellano”. Así ha resumido la situación de la Vida Consagrada el director del Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR), Antonio Bellella, CMF, al presentar hoy a los medios –junto a la secretaria del ITVR, Laura Zamora–, la 52ª Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada -del 12 al 15 de abril-, con el tema ‘Entretejer itinerarios de esperanza’.



Para Bellella, “podríamos decir que nuestra experiencia como vida consagrada es análoga a la del Pueblo de Israel en su travesía del éxodo y en su primer contacto con la tierra de Canaán. Una desgracia sigue a la otra. Llevamos décadas atravesando un desierto que no parece acabarse, años de indudable convulsión interna, marcados entre otras cosas por la hemorragia vocacional (es decir, por la merma sistemática de recursos humanos)”.

Y ha añadido: “Ciertamente, sufrimos tensiones que producen desconcierto. No pocos pasan, casi sin solución de continuidad, del ansia de novedad a la incertidumbre o la desilusión. No faltan los profetas de calamidades, pues se vive con creciente preocupación el envejecimiento y la disminución de fuerzas y presencias”.

Según el misionero claretiano, “dicho desasosiego, descrito a grandes rasgos, no escapa a la sensibilidad de cuantos -como el ITVR- siguen de cerca las inquietudes de las personas consagradas. Quizá por ello y sin mediar un plan prestablecido, desde la Santa Sede hasta la CONFER, pasando por nuestro Instituto, hemos coincidido este año en la necesidad de centrar la atención y dirigir la reflexión hacia un tema tan acuciante como el que articula la 52ª Semana, el de la esperanza”.

Y es que, como ha explicado el religioso, “podría pues decirse, sin concesiones a la jactancia, que la 52ª Semana llega en el momento justo y responde a una necesidad real de la vida consagrada hoy”. Para apoyar esta afirmación, ha reflexionado ofreciendo tres porqués.

1. Hablar de esperanza no significa negar el acierto del análisis crítico

“Hablar de esperanza no significa negar el acierto del análisis crítico que acabamos de emplear; pero el pesimismo desalentador goza de tanto prestigio que a veces se presenta como el único acercamiento válido a la realidad. Es preciso reconocer que detenerse (y a veces autocomplacerse) en la parte negativa de las situaciones es sesgado, pues toda buena crítica también apunta hacia los aprendizajes necesarios”, ha reconocido el director del ITVR.

“Podría decirse -ha continuado- que tan inapropiado es convertir al realismo en un ídolo, al que se le adjudica la condición de ‘señor’ quitándosela incluso al mismo Dios, como cerrar los ojos ante la realidad y negar la evidencia de la dureza de las situaciones. En esta compleja confluencia entre el realismo y la confianza fundamental en las lecciones de la vida, se abre de par en par la puerta al campo de la esperanza”. Por ello, “no puede hablarse de la esperanza como si fuera un delirio de ingenuidad, un último recurso, un autoengaño o una consolación inútil, sino como otro tipo de acercamiento a la realidad, que revela matices que el análisis meramente crítico no sabe ver”, ha completado.

2. Hablar de esperanza es todo lo contrario a proponer un conformismo resignado

“Hablar de esperanza es todo lo contrario a proponer un conformismo resignado. La esperanza no es estática sino dinámica e implica responsabilizarse y ponerse en marcha. La articulación de la 52ª Semana recalca este aspecto dinámico y corresponsable de la esperanza. El mismo titulo lo dice con toda claridad: entretejer (que implica tejer juntos el paño de la esperanza); itinerarios, es decir, no caminos ya andados sino rutas que deben crearse, porque aún no han sido transitadas”, ha señalado.

Al mismo tiempo, ha recalcado que “la cadencia dinámica del titulo se despliega en una especie de motor de cuatro tiempos, y cada uno de los cuatro días de la Semana gira en torno a un gerundio, que evoca el movimiento y el compromiso: enfocando – recordando – subrayando – proyectando”.

En este sentido, ha detallado que “enfocar expresa el necesario anclaje de la esperanza en la realidad concreta, en el momento actual; recordar orienta hacia la raíz bíblica que sostiene a la Iglesia y a la vida consagrada; subrayar apunta hacia la apertura utópica de la vocación consagrada; y proyectar abre la mirada hacia el futuro, hacia un mañana que ya está germinando”. Y ha dejado una pregunta en el aire: “¿Acaso no es este planteamiento en sí mismo un método, un itinerario, para dinamizar/se en esperanza?”.

3. Hablar de esperanza no puede hacerse a la ligera

“Hablar de esperanza no puede hacerse a la ligera, porque se trata de una virtud teologal –no de una estrategia manipulable a discreción– y porque, como ya se ha dicho, la necesidad de reflexionar sobre este tema es perentoria”, ha indicado Bellela.

Esta 52ª Semana contará con la participación del tres veces doctor Mariano Delgado, de la Universidad de Friburgo; la religiosa Nadia Coppa, de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG); o la religiosa Liliana Franco, desde la Conferencia Latinoamericana de Religiosos (CLAR). Asimismo, participarán el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro; el cardenal claretinao Aquilino Bocos; el arzobispo emérito de Zaragoza, Vicente Jiménez; el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, CMF; y el obispo de San Sebastián, Fernando Prado, CMF.

Como ha destacado Bellella, la Semana es interdisciplinar, pues se aborda el tema desde la antropología, la psicología, la sociología, la exégesis, la teología e incluso desde la experiencia. Asimismo, es igualitaria, pues intervienen ocho hombres y ocho mujeres. También plural, pues estarán representadas todas las vocaciones del Pueblo de Dios.

Del mismo modo, es intercarismática e intercongregacional, tanto los ponentes como los participantes reflejan “cabalmente la pluralidad carismática de la vida consagrada y su voluntad de caminar juntos y trabajar unidos”, ha puntualizado invitando a sumarse a la Semana, que ya cuenta con alrededor de 300 inscripciones entre presencial y online.

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