El obispo de Bilbao ha presidido un acto oracional dedicado a las víctimas de abusos
“Teresa de Jesús fue capaz de reflejar con bellas y concisas palabras, el ser y la tarea de la comunidad cristiana: Somos, decía, los ojos con los que Cristo mira compasivamente a los que pasan necesidad, somos las manos que Él extiende para bendecir y curar, somos los pies de los que se sirve para hacer el bien, somos los labios con los que se proclama su Evangelio”. Así ha comenzado Joseba Segura, obispo de Bilbao, su homilía durante el acto oracional que este viernes ha tenido lugar en memoria de las víctimas de abusos. “Hemos sido todo eso, pero lamentablemente, no siempre y no con todas las personas”, reconocía.
“Sabían perfectamente lo que significaba respetar y promover la dignidad humana de todos aquellos que estaban a su cargo. Ellos, la gran mayoría, lo sabían. Pero algunos no y, en lugar de cuidar de las personas, aprovecharon su posición y la confianza que ésta generaba para hacer daño y a veces mucho daño”, ha continuado el prelado. Sin embargo, “Cristo no se hace ilusiones. Sabía que esto iba a suceder”, ha asegurado, “y por eso se expresó tan duramente como en el Evangelio que acabamos de escuchar”.
Tal como ha subrayado el obispo, Cristo “sabía que algunos, aparentando fidelidad, le iban a contradecir completamente, negando con sus actos todo lo bueno y santo que Él vino a promover y defender”. “Probablemente no hay vida más absurda que la de quien, supuestamente entregado a la causa noble del Evangelio, escondido tras los hábitos del seguimiento, se aprovecha para destrozar a las personas más débiles”, ha aseverado.
Por todo ello, tal como ha señalado Segura, “en este sencillo acto, reconocemos que entre nosotros ha habido abusadores”, pero ellos “no definen todo lo que hemos sido. Más bien reflejan lo contrario de lo que hemos querido ser y hacer”. “Han sido de los nuestros, y así lo reconocemos porque Cristo nos dice que solo la verdad nos hará libres, que solo pueden seguirle quienes, a pesar de sus debilidades y contradicciones, no renuncian a vivir en la verdad plena”.
El evento, que se ha celebrado en presencia de algunas víctimas, no se ha llevado a cabo, tal como ha apuntado Segura, con la pretensión de “cerrar nada”. “Esta petición de perdón es necesaria, pero no es suficiente”, ha asegurado. “Es necesaria porque algunas víctimas la habéis solicitado. Pero hoy no cerramos ningún libro. Queremos que siga haciéndose la luz y así, con las víctimas en el centro de todo, teniéndolas como compañeras de camino, seguiremos aprendiendo un poco más de ellas cada día, para poder construir nuestro futuro sobre roca”. ha insistido el obispo.
Por todo ello, Segura ha procedido a enumerar las acciones que, desde la Iglesia de Bilbao, se están llevando a cabo para seguir “haciendo luz”. “Siguen abiertos los canales de comunicación para que quienes, por un motivo u otro no hayáis querido hasta ahora contar lo sucedido, podáis hacerlo con la certeza de que vais a ser escuchados y escuchadas, de que vamos a tratar cada caso con respeto escrupuloso, cuidando la confidencialidad y asumiendo los requerimientos y particularidades específicas”, ha explicado.
También ha señalado que “seguimos en comunicación con las víctimas, escuchando lo que tenéis que decirnos y aprendiendo de vosotras”. “Yo he descubierto mucho a través de esas conversaciones directas y ahora estoy convencido de que nada puede sustituir la experiencia del encuentro cercano y personal”, ha reconocido, agradeciendo a aquellos que han compartido su historia con él: “Doy gracias a Dios por todos y cada uno de esos encuentros, tan importantes para nosotros y de los que queremos seguir aprendiendo”.
“Por eso queremos también colaborar en una tarea pendiente que no solo es nuestra: necesitamos hacer lo necesario para sacar a la luz y confrontar los abusos que siguen ocultos en diversos entornos sociales”, ha añadido, enumerando desde el “abuso en las familias, en los clubs deportivos y otras muchas instituciones, el abuso lucrativo generado en negocios de pornografía infantil, los numerosos abusos que se producen en el gran negocio de la trata de personas”. “Hay mucho por hacer y esa es tarea de toda la sociedad”, ha incidido.
Finalmente, Segura ha afirmado que el “dolor de las víctimas, sus daños psicológicos, pueden empezar a sanar si conocemos los responsables directos de su dolor, si somos capaces de ofrecer espacios seguros para escucharlas, para acompañarlas, para defenderlas si fuera necesario”. “Solo asumiendo toda nuestra historia, la buena y la mala, podremos ser testigos de la verdad plena. Solo así seremos capaces, cuando las víctimas nos lo permitáis, de decir que hemos aprendido lo que necesitábamos aprender, y que nunca más será posible que ningún abuso detestable se pueda producir en el seno de la comunidad cristiana o en alguna de sus obras. Que Dios nos ayude a conseguirlo”, ha concluido el obispo.