El Dicasterio para las Iglesias Orientales ha pedido a los cristianos no olvidar la labor de la Iglesia en la tierra de Jesús
Como cada año, la colecta del Viernes Santo se destinará a Tierra Santa. Por ello, el prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, Claudio Gugerotti, ha revelado, por medio de un comunicado hecho público por el Vaticano, que el año pasado se recaudaron un total de 9.043.319 dólares (8,4 millones de euros) en todo el mundo, lo cual supone 3 millones más que lo recaudado en 2021.
A pesar de estos datos favorables, Gugerotti ha señalado que la Iglesia en Tierra Santa vuelve a necesitar la generosidad de todos los cristianos del mundo. Por eso, Gugerotti ha señalado que “entre los signos que acompañan a la muerte de Jesús, se narra que la cortina del templo se rasgó de arriba abajo en dos partes, la tierra tembló y se hendieron las rocas. Justo cuando la humanidad se estaba recuperando lentamente de las consecuencias de la pandemia, tuvimos que asistir, hace todavía pocas semanas, a las graves perturbaciones provocadas por el terrible terremoto”.
“Aunque este también se notó en Jerusalén, donde, sin embargo, causó daños y sembró un número altísimo de muertos fue en Siria y en el sur de Turquía, tierras que conocieron la predicación apostólica y lugares en los que floreció el cristianismo de los orígenes, con insignes tradiciones monásticas y eremíticas, y con escuelas teológicas que han contribuido al desarrollo de la comprensión del misterio de Cristo, de las que todos nosotros somos deudores, aun cuando frecuentemente no las conocemos, debido a las persecuciones que causaron su extinción”, continúa el prefecto.
“Al drama de la guerra, que en Siria dura ya más de doce años, se ha añadido la devastación provocada por los edificios derrumbados a causa de las violentas sacudidas sísmicas”, ha subrayado.
En este contexto, el prefecto ha recordado que “la presencia preciosa de los frailes de la Custodia de Tierra Santa” en Siria “no solo garantiza el mantenimiento de los santuarios, sino que también custodia la vida de las comunidades cristianas, frecuentemente sometidas a la tentación de perder su vocación de ser pueblo de la Pascua en las tierras benditas por la presencia del Redentor”.
Por ello, un año más, el prefecto pide “con el corazón que la Colecta del Viernes Santo sea pues generosa por parte de todos, como compuesta por tantos pequeños óbolos de la viuda alabada por Jesús en el Evangelio”.