El pasado 9 de diciembre, Ian Carlos Torres Parra se reunía en audiencia privada con Francisco para presentarle sus cartas credenciales como nuevo embajador de Venezuela ante la Santa Sede. Sin embargo, en las últimas horas y de un modo sorprendente, el Ministerio de Exteriores bolivariano, a través de la propia cuenta en Twitter de la delegación diplomática en el Vaticano, informaba de que era sustituido por el Carlos Eduardo García.
En dicha nota, se incluye una frase del nuevo embajador: “Con nuestra experiencia y compromiso, seguiremos avanzando en el fortalecimiento de nuestras relaciones internacionales mediante la diplomacia bolivariana de paz”.
Con todo, es significativo el poco tiempo que ha durado la misión de su predecesor. Algo que no suele ser habitual en el mundo diplomático. Y mucho menos si se tiene en cuenta que el perfil de Torres Parra encajaba perfectamente en el ámbito vaticano. No obstante, se trata de un reconocido teólogo y biblista.
Licenciado en Filosofía en la Universidad Católica Cecilio Acosta, en su Venezuela natal, se formó como teólogo en Roma, en la Pontificia Universidad Gregoriana, de donde salió como doctorado especializado en Teología Bíblica. Además, completó su formación en Madrid, estudiando Acción Política y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho, en la Universidad Francisco de Vitoria, y Promoción y Gestión de Organizaciones No Gubernamentales, en la Universidad Complutense. Sus habilidades diplomáticas también las adquirió en el ámbito eclesial, en la Fundación Gregoriana y en el Instituto Internacional Jacques Maritain.
Estos años, ha compaginado su trabajo como diplomático en las embajadas de Italia y Colombia con su labor como profesor en universidades de Iglesia, desempeñándose como profesor de Teología Bíblica en la Universidad Javeriana y en la San Bonaventura, ambas en Bogotá, además de en la Universidad Católica Cecilio Acosta, en Maracaibo. También ha sido, hasta ser nombrado embajador en el Vaticano, vicerrector de Investigación y jefe del Programa de Doctorado en Teología de la Universidad Católica de Santa Rosa de Caracas.
El propio nombramiento de Torres Parra fue aprobado por la Asamblea Nacional el pasado 20 de septiembre y, como decíamos, ese 9 de diciembre, ya se vio con el Papa y con el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, marcando la cercanía y la cordialidad ambos encuentros.
De hecho, ese día, la cuenta de Twitter de la Embajada de Venezuela ante la Santa Sede presentaba su nombramiento como “un nuevo inicio en el fortalecimiento de las relaciones históricas y amistosas entre ambos Estados”. Solo cuatro meses después, tan esperanzadora misión diplomática se ha cortado en seco.
Simbólicamente, uno de sus últimos servicios como embajador vaticano lo realizó este 16 de marzo, cuando se entrevistó en la Santa Sede con el cardenal de Caracas, Baltazar Porras. La propia arquidiócesis caraqueña lo destacó como “un saludo de amistad y gratitud”. De hecho, la Universidad Católica de Santa Rosa de Caracas está ligada a la Iglesia local, pastoreada por Porras.
Un último factor a tener en cuenta es que, el pasado 17 de enero, tras cuatro años y medio desde que Francisco lo nombrara administrador apostólico de Caracas tras la renuncia por edad del cardenal Urosa, Porras recibió finalmente el plácet de Nicolás Maduro y pudo ser nombrado oficialmente pastor de la archidiócesis capitalina. Sin duda, este es el gran hito acaecido en estos apenas cuatro meses como embajador, quedando la duda de hasta qué punto Torres Parra influyó o no en la decisión gubernamental.