Al ofrecer una misa por su eterno descanso, el obispo de Ciudad Juárez manifestó que “esta terrible tragedia exige de las autoridades el esclarecimiento de lo sucedido”
El obispo de Ciudad Juárez y responsable de la Dimensión Episcopal de la Pastoral de Movilidad Humana, José Guadalupe Torres Campos, lamentó la muerte de 39 migrantes a causa de un incendio en una estación migratoria del Instituto Nacional de Migración en el estado de Chihuahua, donde se hallaban alrededor de 70 personas.
“Esta terrible tragedia exige de las autoridades correspondientes el esclarecimiento de lo sucedido y las acciones pertinentes para garantizar la seguridad de los hermanos migrantes en medio de nosotros”, expresó el obispo.
En un comunicado previo a la celebración, señaló su “profundo pesar por la muerte, hasta el momento, de 39 migrantes, y por los otros 29 hermanos más que se encuentran en estado de gravedad, a causa del incendio en la Estancia Provisional del Instituto Nacional de Migración”, en Ciudad Juárez.
De acuerdo con la información recabada, los hechos ocurrieron luego que el organismo federal aprehendiera, durante el día, a decenas de migrantes, para conducirlos a la Estancia Provisional.
Más tarde, los migrantes retenidos comenzaron a provocar un motín, quemando algunas colchonetas, pero el incendio se salió de control, lo que provocó que fallecieran en el lugar 39 personas y otras 29 quedaran heridas, de las cuales unas 12 permanecían en terapia intensiva. La mayoría de los migrantes fallecidos eran hombres de nacionalidad venezolana.
El obispo José Guadalupe, quien pidió la solidaridad de la ciudadanía y “la colaboración en la caridad de todos”, presidió la misa de mediodía, donde pidió por los migrantes fallecidos y por la salud de los heridos.
En tanto, los obispos de la frontera Texas-México lamentaron en un comunicado lo sucedido, y solicitaron “la seguridad de los hermanos migrantes, brindándoles siempre un trato digno y humano”.
Por su parte, la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas manifestó su “cercanía eclesial, para que el derecho a migrar como a no migrar, sea respetado en todos sus extremos, y se alcancen las mínimas condiciones para una migración en la que prevalezca el respeto a la dignidad humana, y que caigan los cerrojos que privan la libertad de los hombres y mujeres forzados a migrar”.