Europa

Hollerich pide quitar del Catecismo que las relaciones gays son “intrínsecamente desordenadas”

“Llamar a otros a la castidad parece como hablarles en egipcio”, ha señalado en una entrevista el cardenal arzobispo de Luxemburgo





El número 2357 del Catecismo de la Iglesia Católica señala, en los que se refiere a las relaciones homosexuales que las Biblia las presenta como “depravaciones graves” y que la Tradición “ha declarado siempre que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’”, citando a la declaración ‘Persona humana’. Ahora, el cardenal arzobispo de Luxemburgo, el jesuita Jean-Claude Hollerich, ha cuestionado este acercamiento pot parte de un documento tan importante.



Llamada a la castidad

Hollerich, recientemente incorporado al nuevo Consejo de Cardenales, ha señalado que el lenguaje que usa la Iglesia católica para describir las conductas de las personas LGTBI como “intrínsecamente desordenadas” es “dudoso”. En una entrevista con el semanario católico croata ‘Glas Koncila’, publicada este lunes 27 de marzo y recogida por Europa Press, reclama que “tenemos que aceptar a todas las personas y hacerles sentir el amor de Dios. Si lo sienten, estoy seguro de que cambiará algo en su corazón. Los homosexuales deben sentirse bienvenidos en nuestra casa. De lo contrario, se irán”.

“Si decimos que todo lo que hacen es intrínsecamente malo, es como decir que su vida no tiene valor. Muchos jóvenes vinieron a mí como padre y me hablaron de su homosexualidad. ¿Y qué hace un padre? ¿Les echa o les abraza incondicionalmente?”, reclama Hollerich. “Para algunos de ellos es posible ser castos, pero llamar a otros a la castidad parece como hablarles en egipcio. Una persona con tendencia a robar puede arreglárselas sin robar. Una persona homosexual siempre amará a personas de su mismo sexo. No debemos reducir la homosexualidad a relaciones sexuales desmesuradas. Esa es una forma muy burda de entender a una persona humana”. “Si decimos que todo lo que hacen es intrínsecamente malo, es como decir que su vida no tiene valor”, señala el purpurado.

“El papa Francisco no quiere la ordenación de mujeres, y yo soy completamente obediente. Soy un promotor de dar a las mujeres más responsabilidad pastoral. Y si lo conseguimos, entonces quizá podamos ver si sigue existiendo entre las mujeres el deseo de ordenarse”, señaló el cardenal sobre la ordenación de la mujer.

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