Del papa Francisco se ha dicho que es hereje, que es comunista, que bebe de la Teología de la Liberación. Que su magisterio carece de profundidad teológica. Sin embargo, tal como ha señalado José Beltrán, director de Vida Nueva, durante la presentación de Massimo Borghesi en el congreso ‘La alegría del Evangelio’, organizado por el Secretariado de Pastoral Universitaria de Madrid de la mano de la Fundación San Pablo CEU, el filósofo italiano, profesor de la Universidad de Perugia, “ha profundizado en un pensamiento que es mucho más complejo de lo que muchos imaginan”.
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“En occidente, en Europa, hay muchos que todavía no lo han entendido”, ha confirmado Borghesi. “Con su hablar sencillo ha desorientado aquellos que esperaban un Papa intelectual, y por eso han dicho que no estaba a la altura, incluso que, por ser latinoamericano, no conoce la cultura europea”, ha explicado.
Sin embargo, Borghesi ha defendido que “este prejuicio no tiene fundamento”, ya que Francisco “habla simple porque quiere hacerlo. Es una elección que esconde tras de sí una profunda formación intelectual”. De hecho, el Papa “es jesuita, con una formación compleja e internacional, que encuentra una gran inspiración en la teología de Romano Guardini”.
Una Iglesia para “personas normales”
“¿Por qué lo hace?”, ha cuestionado el filósofo. “Esta forma de hablar popular, que no populista, significa ‘normal’. Lo que propone Francisco a la Iglesia de hoy es un cristianismo para personas normales”. Y, en cuanto a su Teología de la Liberación, “está desprendida del marxismo, y es la teología del pueblo fiel, de, como él dice, los santos de la puerta de al lado”.
En este sentido, Borghesi ha subrayado que “el clericalismo es la Iglesia que, con miedo, se cierra sobre sí misma. Y para esto es necesario un enemigo. Para el Papa el clericalismo es una enfermedad. Es la enfermedad de la Iglesia actual”, ya que, con él, “entra en juego el papel del poder”. Además, ha apuntado que “una Iglesia clerical es una Iglesia que esconde sus propios pecados, que es lo que ha ocurrido con los abusos”.
“Se ha presentado como alternativa al clericalismo es una empresa de minorías. Pero la perspectiva del Papa no es esta: no quiere un cristianismo de élites, sino un cristianismo popular, hospital de campaña”, ha explicado el filósofo. “Quiere un Cristo médico. Quiere cristianos que estén atentos a los demás, que sean médicos en cierto modo”. En este sentido, “la Iglesia tiene necesidad de encarnación, no de manos puras. El cristiano no debe tener miedo de ensuciarse las manos. O, como dice el Papa, es mejor equivocarse que no hacer nada”.
Por otro lado, Borghesi ha señalado que el Papa también ha hallado críticas por “haber restablecido un orden en la transmisión de la fe”. “La Iglesia, con la globalización, se ha centrado en situarse como defensora de dos o tres preceptos morales”. “El Papa no está de acuerdo con que la Iglesia se centre únicamente en estos asuntos, aunque sí que haya que debatirlos en la sociedad, en los parlamentos…”, ha explicado. De esta manera, “la Iglesia se vuelve reactiva en un contexto público, en aquello que se conoce como guerra cultural”.
Ejemplo de ello ha sido Amoris Laetitia, el cual, tal como ha señalado Borghesi, “es un documento absolutamente ortodoxo en la moral católica. La única novedad es la comunión a los divorciados. Pero esto es Derecho Canónico, no dogma. No es ningún escándalo”.
¿Un Papa hereje?
Asimismo, ha subrayado que “hay quien ha criticado al Papa diciendo que era un hombre peligroso, un marxista. Pero lo único que ha hecho es traer la Doctrina Social de la Iglesia a la situación actual, en la que tenemos un capitalismo financiero sin escrúpulos, que de la noche a la mañana deja fuera a millones de personas”.
De esta manear, ha advertido que “hay motivos ideológicos que cambian las raíces de la fe cristiana”, pero “la inteligencia de la fe es una inteligencia crítica”. Por eso, los cristianos “debemos estar atentos a una fe que no esté vinculada a ideologías, y a que, en este sentido, nos pueden manipular”.
Por último, Borghesi ha explicado que, después de 2001, el mundo “se vuelve maniqueo, y surge la fuerza del bien contra el mal, oriente contra occidente, cristianismo contra el islam, occidente contra Rusia y China”, y, en este contexto, Francisco es un Papa que “está por la paz, y eso ha creado muchos enemigos”. “Después del 11 de septiembre de 2001, con el catolicismo dividido entre universalistas y particularistas, el Papa ha invitado al islam positivo a un diálogo sobre el Dios de la paz, porque Dios no es un Dios de guerra”.
Por todo ello, Borghesi ha concluido que “las acusaciones de herejía son ridículas, como las que ha hecho Viganò. Francisco no es de derechas, pero tampoco es el Papa rojo. Es un Papa misionero y social”.