Para el secretario general de la Conferencia Episcopal, César García Magán, el debate abierto sobre la gestación subrogada a partir del caso de Ana Obregón le lleva a defender que “todo lo que es técnicamente posible, no tiene por qué ser ético más allá de posicionamientos religiosos”.
En el marco de la rueda de prensa de la Comisión Permanente celebrada esta semana, alertó de que se trata de “una situación compleja”. A partir de ahí, consciente de que “es un dolor comprensible de aquellas mujeres que quieren tener familia y no pueden”, apuntó que “a la madre gestante no se le puede considera solo como una incubadora”. “No es solo una relación química sino que afecta a todo ese hijo”, añadió.
Entre otras cuestiones, García Magán planteó que “la maternidad es un don, un regalo muy grande, pero no es en sentido estricto un derecho”. A la par, hizo una defensa de la paternidad al apuntar que “no es justo que el padre de una persona no tenga nada que decir”.
“Se comprende la situación de las mujeres que lamentablemente por distintas circunstancias no han podido tener un hijo, pero como no es un derecho y hay una interacción y un choque de derechos entre el niño, la madre que pide y la dignidad de la madre gestante y el niño”, concluyó y reiteró.
Preguntado por si habría alguno problema para que el bebé de Ana Obregón fuera bautizado, descartó cualquier veto: “Por supuesto, esa niña tiene el derecho a ser bautizada”. “No se exige un doctorado de teología para acceder al bautismo”, sentenció, a la vez que expresó que “cualquier niño en cualquier circunstancia en la que nazca, tiene toda la legitimidad y legitimación, y todos los derechos del mundo”.
“No tiene más exigencia por parte de la Iglesia que cualquier otro niño, solo que su madre lo pida, lo solicite y que haya una esperanza fundada en que va a ser educada según los principios del cristianismo”, detalló. En este sentido, puso el ejemplo de los hijos de parejas homosexuales y reiteró que “puede ser bautizada sin ningún problema”. “Una vez que existe ese ser humano, hay que darle toda cobertura legal”, apostilló.
Además, añadió una reflexión vinculada a la ley del aborto: “Se dice que la mujer es dueña de su cuerpo en el aborto y en este caso no se reconoce el derecho absoluto sobre el cuerpo de la mujer, es una contradicción que hay que aclarar”. “La apuesta de la Iglesia por la vida humana es en toda su extensión”, desde la concepción a la muerte, pero incluyendo también la defensa de la dignidad de los migrantes. “El aborto no puede ser cuestión de un programa político y, citando a Julián Marías, no puede circunscribirse únicamente a convicciones religiosas”.