El nuevo prelado de la diócesis complutense es, desde el año 2018, el vicario general de Córdoba
Entre los nombramientos más imprevisibles de este 1 de abril por parte del papa Francisco, está el de Antonio Prieto Lucena como nuevo obispo de Alcalá de Henares en sustitución de Juan Antonio Reig Pla. El nuevo obispo es el actual vicario general de la diócesis de Córdoba, así como canónigo y párroco en San Miguel.
Prieto nació en la localidad cordobesa de La Rambla el 13 de enero de 1974 y fue ordenado sacerdote el 2 de julio de 2000. Licenciado en Teología del matrimonio y la familia por el Pontificio Instituto Juan Pablo II de la Universidad Lateranense de Roma se doctoró doctor en Teología Moral en la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid. En la diócesis cordobesa ha sido vicerrector y posteriormente rector del seminario, consiliario de la Delegación diocesana de Familia y Vida, director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Beata Victoria Díez o delegado de Pastoral Vocacional.
El nuevo obispo electo, desde 2015 es miembro del equipo de la Delegación Diocesana para el Clero y desde 2016 canónigo de la catedral. Como vicario general sucedió a Francisco Jesús Orozco tras ser nombrado en 2018 obispo de Guadix. Su perfil de estudioso de las cuestiones morales relacionadas con la familia permite trazar algunos paralelismos con su predecesor en Alcalá.
Juan Antonio Reig Pla presentó su renuncia el pasado 7 de julio de 2022 al papa Francisco al haber cumplido 75 años, edad que marca el Código de Derecho Canónico para las renuncias episcopales. Alicantino de nacimiento y sacerdote de la diócesis de Valencia, el 22 de febrero de 1996 fue nombrado obispo de Segorbe-Castellón y el 7 de marzo de 2009 fue nombrado obispo de Alcalá de Henares y tomó posesión de la diócesis el 25 de abril de ese año.
La renuncia fue aceptada por el Papa el 21 de septiembre de 2022, designando al obispo auxiliar Jesús Vidal como administrador apostólico. Con su jubilación, la Iglesia española perdía en la primera línea a uno de los obispos que mayor atención mediática ha reclamado en los últimos años, por su posicionamiento en cuestiones vinculadas a la sexualidad, así como en relación a la llamada memoria histórica.
En varias ocasiones, el colectivo LGTBI ha lanzado la voz contra él. Por un lado, en 2012 le acusaron de provocación a la discriminación y al odio en su homilía del Viernes Santo, que emitió en directo La 2 de RTVE. Más adelante, tanto el Defensor del Pueblo como la Comunidad de Madrid, le investigaron por el presunto desarrollo de terapias para curar la homosexualidad. En ambos episodios, no hubo sanción alguna.