El Papa Francisco no presidirá esta noche el tradicional viacrucis de Viernes Santo que acoge el Coliseo romano. ¿El motivo? “El intenso frío de estos días”. Así lo justifica la Santa Sede a través de un comunicado en el que informa de que seguirá la vigilia comunitaria desde su residencia, la Casa Santa Marta.
De esta manera, el pontífice argentino se unirá a “quienes se reunirán con la Diócesis de Roma en el Coliseo”, expone la nota vaticana. Ya en 2005, Juan Pablo II vivió el viacrucis por televisión en directo desde la capilla de su apartamento privado, situado en la tercera logia del Palacio Apostólico.
El ingreso hospitalario de la semana pasada provocado por una bronquitis ha llevado al Papa y a sus colaboradores a descartar su presencia en el acto. Una ausencia muy a su pesar, teniendo en cuenta la temática elegida para esta ocasión, que se trata de uno de los pilares del pontificado global de Jorge Mario Bergoglio: la plegaria por la paz en el mundo.
Así, una a una, en las estaciones que recuerdan el camino de Jesús al Calvario se hará un recorrido por “la tercera guerra mundial a pedazos” que está padeciendo la humanidad. Entre las catorce meditaciones habrá, al menos, una alusión más que directa a la guerra de Ucrania. De hecho, está previsto la presencia tanto de un joven ucraniano como otro ruso. De hecho, ambos habrían escrito la décima estación.
El ucraniano, un exiliado de Mariupol, relata cómo fue su huida: “La situación sigue siendo difícil, hay guerra por todos lados, la ciudad está destruida. Pero en mi corazón quedó esa certeza que me decía mi abuela cuando lloraba: ‘Ya verás, todo pasará. Y con la ayuda de Dios, la paz volverá’”. Por su parte, el ruso comparte que siente “un sentimiento de culpa, pero al mismo tiempo no entiendo por qué y me siento mal dos veces”. “He visto llorar a mi abuela ya mi madre durante dos años”, relata, desvelando que su hermano de 18 años falleció en este contexto bélico. A renglón seguido, proclama una oración: “Jesús , por favor, que haya paz en todo el mundo y que todos podamos ser hermanos”.
En el texto de apertura del viacrucis se puede leer que se rezará escuchando el sufrimiento de los hermanos y hermanas que han sufrido y siguen sufriendo por la falta de paz en el mundo, permitiéndonos ahondar en los testimonios y ecos que llegaron al oído y al corazón del Papa también durante sus visitas”. En este primer mensaje, también se incide en la necesidad de apostar por “ecos de paz” que surgen como “gritos que provienen de países y territorios hoy desgarrados por la violencia, la injusticia y la pobreza”.