España

La Siete Palabras de Argüello contra el indigenismo, los nacionalismos y las “ideologías radicales de género” que “debilitan el orden institucional”

El arzobispo de Valladolid pronuncia por segunda vez el tradicional sermón de Viernes Santo de la ciudad castellana





“Hemos de dejar que las Siete Palabras purifiquen las nuestras y sean ofrecidas en rescate de otras a las que tantas veces se ha robado su significado”. Es la invitación que lanzó esta mañana el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, desde la Plaza Mayor a cuantos escuchaban su alocución en el acto principal de la Semana Santa cofrade de la ciudad castellana.



Se trataba de la segunda vez que el ex secretario general elaboraba esta meditación puesto que ya se confió en él en el año 2005 cuando era vicario y rector del Seminario Diocesano. Ahora, asumía el encargo siete meses de tomar posesión como arzobispo vallisoletano. Así pues, el sermón bebió de las reflexiones antropológicas que durante estos años viene desarrollando Argüello y que se han plasmado en el reciente documento pastoral ‘El Dios fiel mantiene su alianza’ de la Conferencia Episcopal Española.

Pensamiento ‘woke’

El tono, fondo y forma es coincidente ante algunas de las denuncias transversales que se perciben tanto en el discurso de esta mañana como en el texto episcopal, como su condena a las “ideologías radicales de género”: “El indigenismo, los nacionalismos, las corrientes identitarias, étnicas o de orientación sexual o cualquier otra expresión del pensamiento ‘woke’ mezclan reivindicaciones legítimas con propuestas emotivistas y de deconstrucción antropológica e histórica para construir relatos marcados por el enfrentamiento y luchas de poder que debilitan el orden institucional vigente y lo hacen cada vez más débil ante los enormes poderes económicos”.

Junto a esta alerta, Argüello también planteó que el “nihilismo y panteísmo dictan muchos de los comportamientos actuales”, hasta tal punto que  “conforman la mentalidad común generalizada, incluso en el interior de las comunidades cristianas”.

Individuo desvinculado

Para el prelado, estos planteamientos “destruyen al hombre como persona y le quieren reducir a individuo desvinculado o a miembro anónimo y sin rostro de una identidad utilizada ideológicamente por el poder”. Este panorama conlleva “deconstruir” a “la persona, el matrimonio y la familia, la historia de los pueblos e incluso su identidad nacional”.

A lo largo del sermón, Argüello también advierte de las consecuencias de “tantos proyectos actuales de gobierno”, que pasan por el “poder concentrado, distante, inasequible; hombres y mujeres exaltados en su individualidad y su hedonismo, pero apartados de la participación política”.

Las adicciones juveniles

Al referirse a los jóvenes, el arzobispo lamentó que se les “roba el oxígeno para respirar y provoca que se busquen adicciones consoladoras”. No dudó tampoco en lanzar dardos contra las empresas que están detrás del mundo virtual y las redes sociales: “Son muy eficaces en su trabajo de suscitar, inventariar y encauzar los sueños”, apuntó, a la par que las acusó de eliminar la diferencia entre verdad y mentira, “la realidad y la ficción”. Frente a este contexto, Argüello reivindicó la necesidad de “comunicar hoy que Dios existe”. Así, instó a los católicos a dar “un testimonio transparente de la importancia de la cuestión de Dios en todos los campos del pensamiento y de la acción”.

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