Los católicos del país centroamericano acuden masivamente a los templos para celebrar la Semana Santa en plena campaña de persecución del régimen sandinista
El hostigamiento del régimen de Daniel Ortega que convirtió la prohibición de las procesiones de Semana Santa en Nicaragua en un salto más en la persecución a la Iglesia se ha topado con una respuesta silenciosa masiva en los templos. Así lo ha certificado el cardenal arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes.
“Me alegro porque los informes, los comentarios que he recibido de los sacerdotes, de sus parroquias, es que en toda la liturgia, nuestros templos han estado prácticamente llenos”, compartió Brenes durante su homilía en la misa de Pascua celebrada en la catedral de la capital nicaragüense. afirmó Brenes, también arzobispo de la Arquidiócesis de Managua, durante su homilía en la misa de Pascua.
Sin buscar un enfrentamiento verbal frontal contra el presidente, el purpurado admitió que la Cuaresma se vivió con “altibajos, pero al final aquí estamos”.“He sentido la bendición y la gracia del Señor que nuestras tres celebraciones, la iglesia Catedral ha estado totalmente llena”, señaló Brenes.
Además, el cardenal también pudo celebrar el viacrucis del Viernes Santo alrededor del principal templo del país sin incidentes y con una presencia masiva. “Allí están nuestros fieles, en acción de gracia al Señor participando y viviendo los grandes misterios. Creo que el Señor nos ha bendecido y, sin duda alguna, este tiempo lo hemos celebrado con mucho gozo, con mucha interioridad”, celebró Brenes.
Estos actos, sin embargo, se han visto salpicados por nuevos desaires de Ortega. Por ejemplo, la pasada semana fue expulsado del país el sacerdote panameño Donaciano Alarcón, después de ser acusado por la policía de predicar a favor del obispo nicaragüense Rolando Álvarez, en prisión tras ser condenado a más de 26 años por delitos considerados “traición a la patria”. Además, una veintena de ciudadanos y un periodista fueron detenidos por participar en una procesión.
Sabedor de la situación límite que vive la Iglesia católica después de que el régimen haya roto relaciones diplomáticas con la Santa Sede, el Papa Francisco, en el marco de la bendición ‘Urbi et orbi’, elevó su oración a Dios con la mirada puesta en el país latinoamericano.
“Sostiene, Señor, a las comunidades cristianas que hoy celebran la Pascua en circunstancias particulares, como en Nicaragua y en Eritrea, y acuérdate de todos aquellos a quienes se les impide profesar libre y públicamente su fe”, expuso el Papa desde el balcón de la basílica de San Pedro en un recado a Ortega en clave diplomática.