- PODCAST: Resurrección informativa
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Aludió al Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia que especifica que “Los partidos políticos tienen la tarea de favorecer una amplia participación y el acceso de todos a las responsabilidades públicas. Los partidos están llamados a interpretar las aspiraciones de la sociedad civil orientándolas al bien común, ofreciendo a los ciudadanos la posibilidad efectiva de concurrir a la formación de las opciones políticas. Los partidos deben ser democráticos en su estructura interna, capaces de síntesis política y con visión de futuro”.
Cree que en la joven democracia de la Argentina uno de los temas pendientes es la democratización interna de los partidos y de las coaliciones políticas, lo que supone conocimiento, claridad y aprobación por parte de todos de las reglas. También procesos previsibles de tiempo para conocer candidatos y propuestas. “Hasta ahora, salvo alguna excepción, ha regido el ‘dedazo’, por usar una imagen que todos entendemos”, aseveró el obispo de San Francisco.
Lucha legítima
Buenanueva consideró que es normal y necesario que un dirigente tenga como meta ser candidato. El altruismo estará en su respeto por la ley y en la exigencia de una tarea por el bien común, superando los propios intereses.
“Es parte del juego democrático entonces que, dentro de cada espacio político, haya una lucha legítima por hacerse de las candidaturas y alcanzar el poder. Incluso que los debates de ideas y propuestas sean fuertes, duros y de alto voltaje”, estimó el obispo.
Agregó que los ciudadanos necesitan saber qué piensan, cómo sienten y, sobre todo, cómo se mueven los candidatos en la gestión concreta de los conflictos que después pedirán el voto. Todo esto se tiene que dar en el marco de un proceso electoral previsible y medianamente ordenado.
Recrear consensos
El titular de San Francisco consideró que si bien dirimir candidaturas absorben energías “puede que ocurra como está pasando ahora”: la discusión sobre candidaturas, salvo algunas excepciones, deja peligrosamente de lado o en suspenso los problemas reales que aquejan a los ciudadanos: la inflación, la inseguridad, la incertidumbre sobre el futuro de los jóvenes, la previsión de la vejez. “Aparece así el canto de sirena de la ‘antipolítica’…”, señaló el prelado.
Asimismo, advirtió que la crisis actual de la democracia tiene el descrédito de una política que parece enamorada de sí misma, lejos del interés general, de la pasión por el bien común o la búsqueda por la vocación política.
Sergio Buenanueva afirmó que, a cuarenta años de democracia recuperada, “hay que recrear los consensos que nos permitieron salir de la noche oscura de la violencia política y el terrorismo de estado”: la dignidad de la persona humana y sus derechos, y la opción por el camino democrático para la construcción del futuro.
