Cáritas Española destina al año entre 98 y 100 millones de euros a sus programas de empleo. Con el objetivo de que el asistencialismo vaya cediendo paulatinamente peso frente a la promoción de la autonomía de las personas acompañadas, la entidad eclesial explica a Vida Nueva que “el 20% de los que solicitan en Cáritas esta salida laboral, la acaban obteniendo a lo largo del año”. Es decir, una de cada cinco personas que se encuentran en una situación de exclusión y que, gracias a ese apoyo, consiguen salir adelante por sí mismos.
Un claro ejemplo lo tenemos en Cáritas Córdoba, que impulsa Solemccor (Solidaridad y Empleo), una empresa de inserción laboral constituida exclusivamente por la organización católica. Tanto en la capital como en el conjunto de la provincia cordobesa fomentan el acceso a un puesto de trabajo para personas en situación de exclusión o en grave riesgo de sufrirla.
Itinerarios personalizados
El programa se estructura en tres tipos de servicios: orientación laboral, formación para el empleo e intermediación con empresas. Así, los participantes que entran siguen una serie de itinerarios adaptados a cada situación personal en los que se fomentan sus actitudes y conocimientos. Todo con el fin de facilitar su acceso a un empleo digno.
En el último curso, Solemccor ha acompañado a 957 personas. De ellas, 158 ya han accedido a un empleo con contrato y otras cuatro sin él. La propia entidad ha contratado a 104 personas, 75 han sido acompañadas en itinerarios de inserción y 15 se han incorporado al mercado laboral ordinario.
Cuatro grandes áreas
Las cuatro grandes áreas laborales son las siguientes: reciclaje (de textil y de papel y cartón), hostelería (con la taberna escuela gastronómica Tabgha y el servicio de catering Cinco Panes), servicios (con Limpieza Jordán y el taller de confección y arreglos Dorcas) y ocio y tiempo libre (en el Centro Cristo Rey).
Buen conocedor de lo que es Solemccor es su administrador, Javier Gracia, que llegó a Cáritas Córdoba en 2001 como técnico y, poco a poco, fue desempeñando distintas funciones. Hasta que en 2006 se fundó la empresa de empleo, siendo él desde el primer día su administrador: “Desde finales de los años 80, ya trabajábamos con Sadeco, la empresa municipal dedicada a la recogida de cartón y papel. Ellos aportaban el transporte y nosotros a las personas que acompañábamos y que muchas veces estaban en situación de calle o de grave exclusión”.
Diversificando la oferta
Fue en 2006 cuando el propio Ayuntamiento de Córdoba “nos planteó que nos constituyéramos como una empresa de inserción laboral. Ya como Solemccor, con el tiempo fuimos ampliando la oferta laboral y fuimos más allá de la recogida de papel y cartón. También nos fuimos adaptando a otros perfiles y ahondamos mucho en la formación, con la idea de que todos los que entran en el itinerario tengan su titulación”.
Javier percibe que “todas las personas a las que acompañamos en Solemccor han llegado a nosotros desde una situación de exclusión que les hace mucho más difícil salir adelante. Es gente que lo único que necesita es que alguien les dé una oportunidad para alcanzar una autonomía y valerse por sí mismas”.
Una vocación
Echando la vista atrás, el administrador de Solemccor, que ha acompañado durante estos años a muchísimas personas, asegura que “esto para mí es mucho más que un trabajo: es una vocación, una misión. Siento que Dios me guio para estar aquí. Realmente, veo el rostro de Cristo en cada persona que sufre y por eso siempre defenderé que todos merecen que les den una oportunidad. A veces la sociedad no cree en ello, pero yo aquí lo veo cada día: con un apoyo cuando lo necesitamos, todos podemos volver a levantarnos cuando caemos”.
Eso lo sabe bien Jesús Gómez, que valora que “Cáritas me ha salvado la vida”. Y es que, a sus 39 años, en septiembre tiene dos grandes cosas que celebrar: “Cumpliré un año en mi actual puesto de trabajo y me casaré. Hace un tiempo, ambas cosas eran impensables, pero aquí confiaron en mí y hoy mi vida ha cambiado”.
En una residencia de ancianos
Realmente, lo ha tenido difícil: “Hace unos años, pasé por un momento muy complicado y me abrieron las puertas en la casa de acogida de Cáritas Córdoba. Allí me guiaron y pude entrar en el itinerario de Solemccor, trabajando un tiempo en nuestro restaurante. Después, me volvió a ir mal y acabé nuevamente en la casa de acogida… Pero ahora he vuelto a tener una oportunidad en la Residencia San Pablo, que Cáritas ofrece a ancianos sin recursos. Trabajo como gerocultor y estoy muy feliz”.
Asentado y dueño al fin de su destino, Jesús enfatiza que “tener un trabajo digno es lo que me ha permitido remontar… No exagero cuando digo que Cáritas me ha salvado la vida”.
Fotos: Solemccor.