La profesora de la Universidad de la Mística ha participado en la 52ª Jornada Nacional de Vida Consagrada
Teresa Gil, profesora de la Universidad de la Mística de Ávila, ha reflexionado acerca del papel de la oración como alimento de la esperanza en su ponencia durante la 52ª Jornada Nacional de Vida Consagrada, que tiene lugar en la Universidad CEU San Pablo.
Para ello, ha tomado como base a santa Teresa de Jesús y su tesis: “Quizá será Dios servido pueda por ella daros algo a entender de las mercedes que es Dios servido hacer a las almas y las diferencias que hay en ellas, hasta donde yo hubiere entendido que es posible; que todas será imposible entenderlas nadie, según son muchas, cuánto más quien es tan ruin como yo; porque os será gran consuelo, cuando el Señor os las hiciere, saber que es posible; y a quien no, para alabar su gran bondad; que así como no nos hace daño considerar las cosas que hay en el cielo y lo que gozan los bienaventurados, antes nos alegramos y procuramos alcanzar lo que ellos gozan, tampoco nos hará ver que es posible en este destierro comunicarse un tan gran Dios con unos gusanos tan llenos de mal olor; y amar una bondad tan buena y una misericordia tan sin tasa”
“Santa Teresa subraya que las posibilidades que tiene Dios para comunicarse con nosotros son infinitas”, ha apuntado Gil, subrayando que, en este sentido, “si la oración entra en crisis, la experiencia creyente entra en crisis”. Además, ha recordado que “la vida de oración tenemos que vivirla atrayendo, pero quitándole romanticismo”, ya que “requiere esfuerzo”.
Asimismo, ha señalado que actualmente “se ora menos, pero hay que discernir las causas, donde la primera es la inadaptación a la vida actual de las personas debido a planteamientos arcaicos como que es una obligación o el pensamiento mágico, que ha sido tan debatido”.
Por otro lado, ha apuntado que el horizontalismo e intramundanismo es otra de estas causas, ya que “vivimos como en un péndulo. En tiempos de Teresa de Jesús valía el espiritualismo, y había que recordar que ‘obras quiere el Señor’. Ahora estamos en el punto contrario, y parece que con el prójimo basta. Forma parte de nuestra condición”.
“También podemos encontrar crisis de fe en las que nos podemos preguntar si en realidad esto vale para algo”, ha dicho. E, incluso, ha señalado que llevar a cabo otras prácticas orantes dentro de la vida comunitaria “a veces relegan el espacio íntimo de la oración personal”.