¿Cómo es posible que San Sebastián pasar de mártir, en el momento de la persecución de los cristianos en Roma, a ser un icono para homosexuales y figura de identificación para los enfermos de SIDA? ¿Quién fue el Sebastián histórico? Stephanie Höllinger y Stephan Goertz, autores del libro ‘Sebastián. Martir, santo de la peste e icono qeer’ han reflexionado junto a Katholisch acerca de las transformaciones que ha sufrido la figura de este santo a lo largo de la historia.
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“Hay muy poco conocimiento sobre el personaje histórico. Se dice que Sebastián procedía de Milán, murió mártir a finales del siglo III durante la persecución de los cristianos en Roma y fue enterrado en un cementerio a las afueras de la ciudad”, explica Goertz, “su leyenda, sin embargo, surgió alrededor de 150 años después de su muerte”.
Fue, de hecho, en el siglo VIII, cuando Paulus Diaconus “informa en su historia de los lombardos sobre un milagro de peste en el año 680. Sabemos por fuentes que la peste se desató en Pavía y Roma en este año”, señala Höllinger. De hecho, “solo cuando se erigió un altar en honor a San Sebastián en Pavía se dijo que la plaga había terminado”. Así, “cuando la peste volvió a estallar en Europa, Sebastián se convirtió en un santo en el que los fieles depositaban sus esperanzas, porque había sobrevivido a las flechas, que desde la antigüedad se han interpretado como castigo divino y desencadenante de epidemias”.
Sentirse identificados
Al mismo tiempo, subrayan los expertos, “cambió la representación de Sebastián en el arte. El santo se somete a un cambio de imagen. Se convierte en un apuesto joven cuyo cuerpo parece casi ileso de la terrible experiencia. Esto responde a la necesidad del Renacimiento de orientarse sobre el ideal de la antigua corporeidad sensual”, lo cual llevó al siguiente papel del santo: ser icono queer.
“Es crucial para la historia posterior que en el siglo XIX los hombres homosexuales descubrieran este nuevo tipo de Sebastián. El poeta August von Platen, del cual conocemos sus deseos homoeróticos por sus diarios, se encuentra en la tensión entre la belleza y el dolor que une este santo”, explican. Sebastián, por ello, “es recibido de una manera nueva: por un lado, su belleza despierta interés erótico, por otro lado, su dolor ofrece un alto potencial de identificación para quienes sufren el desprecio por su sexualidad. Artistas como Platen ahora se identifican con este santo atractivo y atacado, a quien el grillete del tabú le impide mostrar y vivir su identidad abiertamente”.
“Oscar Wilde, por ejemplo, está en Génova mirando un cuadro de Sebastián de Guido Reni, un maestro barroco, y queda embelesado por este sensual santo. Cuando Wilde más tarde fue juzgado por su homosexualidad y se exilió después de su sentencia de prisión, se dio a sí mismo el alias Sebastian. Este era su camuflaje, al mismo tiempo que se revelaba. Porque la figura de San Sebastián se había convertido en parte de un código que las personas queer podían usar para revelar su identidad de género”, añaden.
Según la investigación, “la Iglesia Católica ignora en gran medida esta nueva recepción de su santo. Con nuestro libro queremos llevar estas ideas a una discusión teológica. Un descubrimiento central para nosotros es que Sebastián cobra vida precisamente cuando las personas quieren expresar sus dolorosas experiencias frente a la desventaja y la injusticia. Esto también explica la, a primera vista, asombrosa puesta en escena del boxeador Muhammad Ali como San Sebastián en la portada de la revista Esquire en 1968″.