Los obispos arrancan hoy su reunión de primavera con el objetivo de afinar la radiografía encargada a Cremades&Calvo Sotelo para que no haya grietas en la recopilación de datos
No aparece en la agenda facilitada a los medios de comunicación de los temas que se abordarán en la Asamblea Plenaria de primavera la Conferencia Episcopal Española. Sin embargo, todos saben que la crisis de los abusos sexuales se abordará una vez más a puerta cerrada en este encuentro de primavera de los obispos españoles.
No en vano, en las últimas semanas, algunos representantes episcopales se han reunido con los responsables de la auditoría externa encargada hace más de un año y que va con retraso en sus conclusiones. Además, desde Cremades&Calvo Sotelo también se ha mantenido al menos una reunión con las diócesis para conocer sus protocolos de prevención ante esta lacra.
Entre los obispos hay cierta preocupación porque saben que se juegan mucho con ‘el dato’ que ofrezca finalmente el despacho de abogados en su informe. Además, están en alerta porque en una primera fase de recopilación de datos, a la lentitud de la puesta en contacto con los obispados y congregaciones, se ha puesto en cuestión la verificación de estos datos al no haber podido dedicar el tiempo deseado a cada una de las instituciones analizadas.
Se trata pues, de ‘reajustar’ la auditoría, no con un ánimo intervencionista de manipulación de las cifras por parte de los obispos, sino precisamente para que la investigación ofrezca todas las garantías posibles, sabedores del trabajo paralelo que viene realizando el Defensor del Pueblo y de la fiscalización mediática de la cuestión. O, dicho de otra manera, preocupa que se pueda ‘reventar’ el estudio de Cremades&Calvo Sotelo porque no hayan rastreado algunos casos que sí estén en manos de otras fuentes.
En definitiva, los obispos no quieren una sola grieta ni baile de cifras. Ni por arriba ni por abajo. En este sentido, también se da por cerrado el malestar generado con el bufete, después de que su presidente, Javier Cremades, verbalizaba que auguraba “varios miles de casos”. Desde el Episcopado ya recibieron la correspondiente aclaración de que aquella proyección “no tenía sustento”.
Y es que, esta Plenaria es la última oportunidad de que todos los pastores puedan conocer y aportar su parecer sobre la auditoría en su recta final, puesto que está previsto que el informe definitivo se presente después del verano y antes de la próxima reunión de los obispos que está previsto que se celebre en noviembre.
Lo cierto es que el Episcopado español es de los pocos en el entorno europeo que no ha celebrado una asamblea extraordinaria o ha visibilizado la cuestión como prioritaria. Tampoco, hoy por hoy, se ha invitado a que una víctima exponga sus heridas y sus demandas, mientras sí lo han hecho asesores de todo tipo vinculados a la cuestión.
¿El motivo de orillar la crisis de cara a la galería? La conciencia episcopal colectiva que lleva a pensar que no visibilizarlo hará que el problema no lo contagie todo a la par que se intenta lanzar el mensaje de que nadie les impone la agenda de trabajo, cuando es la realidad la que se impone por sí misma. Prueba de ello es que, una y otra vez, en todas las ruedas de prensa desde hace más de cinco años, no hay un encuentro con los periodistas que el tema no se aborde.
Más allá de los abusos sexuales, entre las cuestiones que oficialmente sí se abordarán se encuentra los Corredores de Hospitalidad, una iniciativa que busca crear una red de apoyo entre las diócesis receptoras de migrantes, por ejemplo, Canarias, hacia otras que acojan y ofrezcan alternativas de futuro a los extranjeros llegados en situación de vulnerabilidad.
También se analizará la peregrinación a la Jornada Mundial de la Juventud de este verano en Lisboa con presencia del Papa. Sobre este tema, se compartirán las dificultades organizativas de la Iglesia portuguesa y de qué manera puede salir al quite la Pastoral Juvenil Española para evitar un colapso de la ciudad en los días previos a la cita con Francisco.
También será ineludible la reflexión sobre el futuro de la revista ‘Ecclesia’, después de que la religiosa jesuitina Silvia Rozas dejara la dirección el pasado mes de enero. El proceso de reflexión abierto entre los obispos en la Comisión Permanente no parece haber llegado a una conclusión definitiva, lo que a buen seguro hará que el debate sobre qué hacer con la publicación se abra, no solo en la Comisión de Medios, sino en la Plenaria.