El obispo responsable de la pastoral laboral en la Conferencia Episcopal presenta un documento en el que los pastores denuncian el aumento de la siniestralidad laboral: “Son muertes ignoradas, normalizadas e invisibilizadas”
“El trabajo es una dimensión humana y cristiana, no podemos ningunearla ni hacerla menor”. Es la reivindicación que lanzo esta mañana Abilio Martínez, obispo de Osma-Soria y responsable de la Pastoral del Trabajo, durante un encuentro con periodistas en el que presentó el documento de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo.
En el marco de la Asamblea Plenaria de primavera que reúne a todos los obispos en Madrid, el próximo jueves recibirán una formación específica sobre transformación laboral. En este sentido, Martínez defendió la apuesta que vienen haciendo los pastores desde hace varias décadas para comprometerse con el mundo obrero.
Así, puso en valor la labor profética que hizo el obispo Antonio Algora, fallecido durante la pandemia de coronavirus, y recordó el documento marco ‘Pastoral Obrera de toda la Iglesia’ que se publicó en 1994. “Algunos puntos se han quedado anticuados y nuestro empeño es que sea una cuestión que sea prioritaria en la agenda de los obispos”, expuso el obispo de Osma-Soria, que recordó además como estas cuestiones también están presentes en las líneas generales de la hoja de ruta del Episcopado para este quinquenio ‘Fieles al envío misionero’. De la misma manera, también apuntó que en el reciente documento ‘El Dios fiel mantiene su alianza’ se incluyen nuevas reflexiones al respecto.
En cualquier caso, en un ejercicio de autocrítica, expuso que “este departamento tiene su resonancia en las diócesis con sus delegaciones de trabajo, pero hoy por hoy no tenemos delegaciones en todas las diócesis”. En este deseo de aumentar el compromiso en materia de derechos laborales, el salto más reciente se produjo el pasado febrero, cuando los obispos de la subcomisión mantuvieron encuentros bilaterales con empresarios y sindicatos, precisamente para analizar el problema de la siniestralidad laboral.
“La Iglesia tenemos que decir mucho sobre esas víctimas, jurídico, afectivo y espiritual para que no se sientan solas”, explicó Martínez, que se remitió al documento aprobado en el que se subraya que solo en 2002 murieron más de dos personas al día a causa de la siniestralidad laboral. “Tras las cifras hay personas con nombres y apellidos que forman parte de una familia”, alertan los pastores en un texto en el que lamentan que “las muertes en el trabajo son ignoradas, normalizadas e invisibilizadas”.
Ante esta lacra, los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social, entre otras medidas, llaman a “denunciar situaciones de sufrimiento”, recalcando que estos “sucesos” no son fruto “de la casualidad o de la mala suerte”. Además, instan a promover el asociacionismo y reclaman a las administraciones públicas que velen para que se cumpla la legislación laboral.