‘Vida Nueva’ conversa con el nuevo obispo de Alcalá de Henares
Antonio Prieto Lucena es el nuevo obispo de Alcalá de Henares. Hasta ahora vicario general de la diócesis de Córdoba, así como canónigo y párroco en San Miguel, este teólogo de 48 años, también ha sido rector del seminario, consiliario de la Delegación diocesana de Familia y Vida, director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Beata Victoria Díez y delegado de Pastoral Vocacional.
PREGUNTA.-Va a pastorear Alcalá, con permiso de Cervantes…
RESPUESTA.-Estoy muy contento de ir a una diócesis que tiene una historia muy grande y, al mismo tiempo, viva y joven. Va a ser un orgullo vivir en una ciudad con un patrimonio tan rico, con una universidad de tanto alcance, con la referencia del cardenal Cisneros y la protección de los santos Justo y Pastor.
P.-Será el obispo de la ciudad de las letras. Recomiéndeme una novela imprescindible en su biblioteca.
R.-‘El mozárabe’, de Jesús Sánchez Adalid. Soy un fiel lector suyo y, de hecho, estoy buscando la manera de hacerme con su nueva novela ‘Una luz en la noche de Roma’.
Es el segundo vicario sucesivo de Córdoba que recibe una mitra. ¿Existe la cantera Demetrio?
R.-Personalmente estoy muy agradecido a Don Demetrio porque ha mostrado una enorme confianza en mí, primero como rector del seminario y, después, apostando por mí como vicario general. Puedo decir que hoy por hoy para mí es, no solo un padre y un amigo, sino también un ejemplo como pastor. Además, agradezco cada uno de los consejos y sugerencias que me ha regalado en este tiempo.
P.-Visto de otra manera, le van dejando colgado porque el Papa le roba los vicarios…
R.-En Córdoba hay recambio sin problemas. Él va a saber reorganizar su equipo como lo ha hecho hasta ahora.
P.-¿Cree que los obispos uruguayos que han examinado los seminarios españoles darán un tirón de orejas en su informe?
R.-No lo sé. Por lo que me ha dicho el rector actual, la visita ha sido muy cordial, los obispos han sido muy respetuosos, querían conocer la realidad de los seminarios y seguro que ofrecen consejos y sugerencias que nos harán bien a todos. Su trabajo se ha centrado en ver cómo se estaba aplicando la ‘Ratio Fundamentalis’ de Roma.
P.-¿Le va a costar hacer la maleta de la mudanza?
R.-Va a ser un desgarrón, porque es toda mi vida de sacerdote he estado sirviendo esta diócesis. En primer lugar voy a echar de menos al obispo, que ha sido mi pastor, a los seminaristas, sacerdotes, a los laicos…
P.-¿Ser vicario le sirve de avanzadilla en materia de gestión?
R.-Agradezco estos cinco años en esta misión porque me ha dado una visión general de la diócesis y me ha abierto a la pastoral en todas sus dimensiones, cómo se armonizan los diversos carismas, como se aglutinan las voces de los laicos. He aprendido a trabajar en comunión con un espíritu misionero.
P.-Habla de comunión en tiempos de polarización eclesial…
R.-Tenemos que estar con el Papa. Francisco es un regalo de Dios para la Iglesia, un impulso fundamental para la Iglesia, sobre todo en ese ardor misionero. Hay tres palabras de Francisco que se quedan siempre en mi corazón como base de su magisterio. Por un lado, la alegría de evangelizar que se recoge en ‘Evangelii Gaudium’. Por otro, la llamada a la santidad de todos y cada uno que expone en ‘Gaudete et exultate’. Y ahora, especialmente, la sinodalidad que estamos llamados a hacer realidad a través de la misión, comunión y participación de todos.
P.-Teólogo especializado en familia. ¿Se está atragantando ‘Amoris laetitia’ en España?
R.-Me parece una exhortación preciosa, abre horizontes grandes y profundos. Es la Buena Noticia para el matrimonio y la familia. Pone de manifiesto que la familia es presente y futuro para la Iglesia y para la humanidad.
P.-¿Ya está echando de menos la Semana Santa cordobesa?
R.-La voy a echar de menos. Pero en estos días he podido conocer desde la distancia cómo se vive en Alcalá de Henares y he quedado gratamente impresionado.