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Museo San Juan Pablo II en Nicaragua, un ‘elefante blanco’ del gobierno de Daniel Ortega

El inmueble fue construido sobre 8,000 metros cuadrados y con una inversión aproximada de más de un millón de dólares; hoy se encuentra cerrado al público por orden del régimen sandinista





Inaugurado el 14 de diciembre de 2016, el Museo San Juan Pablo II en la alcaldía de Managua tenía un claro objetivo: rendir homenaje al único pontífice que visitó Nicaragua en dos ocasiones; sin embargo, casi nadie conoce lo que existe en el interior de ese inmueble, cuya construcción costó en su momento más de un millón de dólares.



 Y es que, de acuerdo con un artículo firmado por ‘Voces unidas’ y publicado en la página de internet del medio de comunicación nicaragüense ‘Artículo 66’, el museo edificado sobre 8,000 metros cuadrados, se encuentra cerrado al público casi desde su inauguración, hace siete años, y bajo vigilancia de elementos de la Policía Nacional de Nicaragua, lo que ahuyenta incluso a los turistas interesados en tomarse la fotografía del recuerdo.

¿Por qué no ha sido abierto al público? La razón se desconoce.

Cuando todo parecía caminar bien

El Museo San Juan Pablo II fue inaugurado por el propio presidente Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, y en el evento estuvieron presentes el nuncio apostólico Fortunato Nwachukwu, y los cardenales José Leopoldo Brenes y Miguel Obando y Bravo.

En el acto, el presidente Ortega presentó la obra como un memorial a san Juan Pablo II, quien había visitado aquel país centroamericano en marzo de 1983 y en febrero de 1996. Su intervención fue sencilla: “Damos por inaugurado este memorial en homenaje a san Juan Pablo II. Podemos llamarlo un memorial de la reconciliación y la paz, que él la predicó”.

Muy diferente fue el tono que utilizó la esposa del mandatario Rosario Murillo, quien se refirió a la vida de san Juan Pablo II como un verdadero legado: “Todo ese empeño misionero recorriendo el mundo con tanto carácter, tanto temple, nos dio un ejemplo de dignidad hasta el final, hasta el final de su tiempo en este plano de vida sin dejar de trabajar, sin dejar de servir, sin dejar esa dedicación a los pueblos, al amor, a promover el amor, el cariño, la comprensión, el entendimiento”.

Y continuó: “Aquí queda su huella, aquí queda su legado, aquí está su espíritu, está con nosotros y por eso sé que cuenta con muchos devotos en esta nuestra Nicaragua, donde le invocamos para pedir que fortalezca estas rutas de reconciliación, de encuentro, de diálogo y fortalezca a la juventud en el empeño de servir para realizarse como seres humanos útiles y para servir a la patria y hacerla grande (…) ¡Que viva el Papa!”.

Incluso, la también vicepresidenta de Nicaragua envió en aquella ocasión un mensaje al papa Francisco con motivo de su cumpleaños número 80, calificándolo como un orgullo latinoamericano. “El saludo lleno de respeto y de reconocimiento a nuestro papa latinoamericano Francisco, el papa Francisco. Que cumpla muchos años más”.

En aquel momento nadie imaginaba que tan solo dos años después, tras las protestas sociales apoyadas por la Iglesia a causa de una reforma al sistema de seguridad social, lo que parecía miel sobre hojuelas, se vino abajo y empezó la persecución religiosa sandinista que hoy tiene a un obispo en la cárcel y a varios sacerdotes exiliados y despojados de su nacionalidad nicaragüense.

¿Qué tiene en su interior el Museo San Juan Pablo II?

Se tiene conocimiento de lo que hay dentro del Museo San Juan Pablo II gracias a las notas de prensa de aquella inauguración realizada con bombo y platillo: reliquias, fotografías y objetos de las dos visitas que el pontífice realizó a esa nación y en las que, por cierto, criticó el sandinismo calificándolo como una “noche oscura”.

También se sabe que a lo largo de tres galerías se habría podido ver un sello papal, el libro de homilías de sus dos visitas, ropa del pontífice, una medalla conmemorativa, así como una réplica de la estructura donde ofició la Misa y otra del Papamóvil. Además, una capilla, una fuente bailarina y un monumento.

Todos esos tesoros han quedado en el olvido de las pocas personas que pudieron apreciarlos el día de la inauguración y quizás los días posteriores a la misma, lo mismo que han quedado olvidadas aquellas palabras del nuncio Fortunato Nwachukwu, quien, sin imaginar que el inmueble pronto estaría cerrado bajo llave, dijo: “Bendice Señor este Museo dedicado a san Juan Pablo II, que hoy inauguramos. Que sea lugar abierto a cuantos acudan a él, signo permanente de la misión permanente de la Iglesia en el mundo”.

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