El Papa ha recibido a la Pontificia Comisión Bíblica, reunida para reflexionar sobre ‘La enfermedad y el sufrimiento en la Biblia’
El papa Francisco ha recibido hoy en audiencia a los participantes en la asamblea plenaria de la Pontificia Comisión Bíblica, la cual se ha reunido en Roma para reflexionar sobre el tema ‘La enfermedad y el sufrimiento en la Biblia’ . Un asunto que, como ha señalado el Papa, “concierne a todos, creyentes y no creyentes por igual”.
“En efecto, la naturaleza humana, herida por el pecado, lleva inscrita en sí misma la realidad de la limitación, la fragilidad y la muerte”, ha continuado Francisco, quien ha subrayado que, además, “este tema responde a una preocupación que tengo particularmente cerca de mi corazón, a saber, que la enfermedad y la finitud en el pensamiento moderno son a menudo consideradas como una pérdida, un no valor, una molestia que debe ser minimizada, contrarrestada y cancelada a toda costa”.
“No queremos cuestionar su significado”, ha insistido, “quizás porque tememos sus implicaciones morales y existenciales. Sin embargo, nadie puede sustraerse a la búsqueda de este por qué”.
Además, el Papa ha reconocido que “incluso el creyente a veces puede vacilar ante la experiencia del dolor”, ya que es “una realidad aterradora que, cuando irrumpe y agrede, puede dejar al hombre conmocionado, hasta el punto de quebrantar su fe”. En este momento, “la persona se encuentra entonces en una encrucijada: puede dejar que el sufrimiento la lleve a replegarse en sí misma, hasta la desesperación y la rebelión; o puede acogerlo como una oportunidad de crecimiento y discernimiento sobre lo que realmente importa en la vida, hasta el encuentro con Dios. Esta última es la visión de fe que encontramos en la Sagrada Escritura”.
En este contexto, “la Biblia no ofrece una respuesta banal y utópica a la pregunta sobre la enfermedad y la muerte, ni tampoco una respuesta fatalista, que justifique todo atribuyéndolo a un incomprensible juicio divino, o peor aún, a un destino inexorable ante el cual todo tiene que hacer. es inclinarse sin entender”. Más bien, ha subrayado el Papa, “el hombre bíblico se siente invitado a afrontar la condición universal del dolor como lugar de encuentro con la cercanía y la compasión de Dios, Padre bueno, que con infinita misericordia se hace cargo de sus criaturas heridas para sanarlas, resucitarlas y salvarlas”.
“Así, en Cristo, hasta el sufrimiento se transforma en amor y el fin de las cosas de este mundo se convierte en esperanza de resurrección y de salvación, como nos recuerda el autor del libro del Apocalipsis”, ha aseverado. “En esencia, para el cristiano, también la enfermedad es un gran don de comunión, con el que Dios le hace partícipe de su plenitud del bien precisamente a través de la experiencia de su debilidad”.
Del mismo modo, Francisco ha señalado que “en realidad, la forma en que experimentamos el dolor nos habla de nuestra posibilidad de amar y dejarnos amar, de nuestra capacidad de dar sentido a los acontecimientos de la existencia a la luz de la caridad y de nuestra disposición a aceptar las limitaciones como una oportunidad para crecimiento y de redención”.