La Iglesia española cuenta con su propio ‘manual de uso’ para afrontar la pederastia desde el punto de vista canónico. La Asamblea Plenaria, que ha reunido esta semana a todos los obispos en Madrid, ha aprobado la Instrucción de la Conferencia Episcopal Española sobre los abusos sexuales de menores y personas vulnerables.
Tal y como le explicó esta mañana en rueda de prensa el secretario general del Episcopado, César García Magán, se trata de “un nuevo ropaje jurídico” para su aplicación en el día a día, en tanto que se trata de una “norma de derecho administrativo que tiene como finalidad la concreción de una norma general”.
En tono pedagógico, el portavoz de los obispos apuntó que se buscaba “desmenuzar” todas las leyes vaticanas antiabuso “para que sirva de ayuda a quienes tienen que aplicar la ley”, esto es, a los obispos y a las oficinas diocesanas de protección del menor. A la par confirmó que es de obligatorio cumplimiento para obispados, congregaciones y laicos al frente de entidades eclesiales, tal y como viene marcado por las reformas vaticanas
A esta instrucción se llega después de un complejo recorrido con idas y vueltas a Roma de un texto que en abril de 2019 se soñó como un decreto general. Desde la Santa Sede se vio que era mejor que los obispos españoles esperaran a que se diera forma a toda la normativa vaticana al respecto, desde el vademécum de la Congregación para los Obispos, hasta la reforma del Libro VI del Código de Derecho Canónico, pasando por el motu proprio ‘Vos estis lux mundi’, que recientemente ha sido actualizado por el Papa.
Así, la instrucción final es fruto de un trabajo coordinado con la Rota, el servicio de asesoría jurídica del Episcopado “para que tuviera más fuerza”, en palabras de García Magán. Junto a la nueva instrucción, también están vigentes la líneas guía para la actuación en casos de abusos sexuales contra menores que se aplicaría de manera conjunta en todas las diócesis que fueron aprobadas en noviembre del año pasado.