El pasado 20 de abril se cumplieron 10 meses del asesinato de los dos sacerdotes jesuitas en la Sierra Tarahumara, y desde entonces la Compañía de Jesús en México, junto con la Conferencia del Episcopado Mexicano y la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México, han llevado a cabo una serie de iniciativas que tendrán su culmen en el Diálogo Nacional por la Paz en la ciudad de Puebla, en septiembre próximo.
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Para conmemorar esta fecha, la comunidad jesuita en México se reunió en la Parroquia de la Sagrada Familia de la colonia Roma en la Ciudad de México, donde celebraron una eucaristía por el eterno descanso de los religiosos Joaquín y Javier, ultimados por Noel Portillo, miembro del crimen organizado que opera en esa zona de Chihuahua, y cuyo cuerpo fue encontrado sin vida en marzo pasado.
Con la mira puesta en el Diálogo Nacional por la Paz
Durante su homilía, el padre Jorge Atilano González Candia, asesor en lo Social de la Compañía de Jesús en México, aseguró que, en este momento, el anuncio de la congregación es de esperanza, mostrando la vida que surge a partir del asesinato de los padres Joaquín y Javier.
“Por eso estamos impulsando los conversatorios por la paz, donde se conversan las heridas que ha dejado la violencia y se abren caminos para la paz; estamos por iniciar los foros justicia y seguridad, que recuperará las buenas prácticas de seguridad ciudadana, de justicia cotidiana y reconstrucción del tejido social en cada uno de los estados del país, y así llegar al Diálogo Nacional por la Paz, a realizarse del 21 al 23 de septiembre en Puebla, donde se construirá una agenda por la paz que oriente la acción en los próximos años”.
Como han señalado desde hace algunos meses cuando se anunció este Diálogo Nacional por la Paz, en el encuentro participarán todos los sectores: iglesias, empresarios, gobiernos locales, académicos, jóvenes, mujeres, migrantes, indígenas, organizaciones sociales y víctimas de la violencia.
Se tendrán paneles que ayuden a comprender la realidad que se vive en México y foros sobre buenas prácticas de seguridad ciudadana, justicia cotidiana y reconstrucción del tejido social.
“Así tejeremos una agenda y una red para construir condiciones de paz en México. Una propuesta a construirse desde la diversidad y la esperanza. Somos comunidad, somos hermanos, todos nos necesitamos, juntos abriremos caminos de paz. Nos encomendamos a sus oraciones”.
Nos duele la muerte de ‘El Chueco’
El jesuita también se refirió a la muerte de Noel Portillo (El Chueco) ocurrida a finales del mes pasado: “En la madrugada del 22 de marzo me llegó la noticia de que Noel Portillo, responsable del asesinato de los padres Joaquín y Javier había sido asesinado, hubo una tristeza, esa no es la justicia que buscamos, no podemos alegrarnos con la muerte de un hijo de Dios, más bien fue un llamado a redoblar esfuerzos en la construcción de condiciones de paz” señaló.
Aseguró que las personas crecen imitando a otros, “el niño imita a su papá, la niña imita a su mamá, así van construyendo su personalidad, ¿a quién imitó Noel Portillo? ¿Por qué lo sedujo la violencia? ¿Qué vacíos había en su corazón que le hizo llenarlo con armas y poder? ¿Quién le enseñó a ser familia o ser papá?”, preguntó el jesuita.
Y concluyó: “Hay tanta sangre que corre por el país, son tantos los territorios gobernados por hijos sin padres, que es necesario reflexionar juntos sobre la nación que tenemos y que queremos. Por eso hoy más que nunca necesitamos recordar que somos comunidad, que nos necesitamos (…) es fundamental tener empatía, saber escuchar, saber dialogar, saber consensuar, saber tomar acuerdos y saber resolver conflictos”.