Los restos del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, ya no se encuentran en el Valle de los Caídos –actual Cuelgamuros–. Y es que, tal como informa EFE, han llegado a las 13:30 horas de este lunes al madrileño cementerio de San Isidro, donde serán enterrados tras ser exhumados de la basílica del Valle de los Caídos, donde permanecían desde hace 64 años.
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El coche fúnebre ha entrado en el camposanto, el más antiguo de la capital, escoltado por la Guardia Civil y acompañado por una comitiva de familiares del fundador de la Falange. Han sido ellos quienes han decidido que los restos de José Antonio reposen a partir de ahora en San Isidro, junto a otros familiares enterrados allí.
Sin embargo, esta decisión no ha sido bien acogida por algunos de los cientos de congregados en el cementerio, que acusaban a la familia de no haber “luchado” lo suficiente para impedir la exhumación. De hecho, a la llegada del coche fúnebre la policía ha tenido que contener, para evitar que sobrepasaran el cordón de seguridad, a quienes se encontraban en la entrada del cementerio entonado el “Cara al sol”.
Silencio eclesial
El de este 24 de abril –fecha que coincide, además, con la del nacimiento de Primo de Rivera– es el cuarto traslado de los restos del fundador de la Falange, sacados en 1938 de una fosa común de la sacramental de Florida Alta (Alicante) para ser depositados en un nicho del cementerio de Nuestra Señora de los Remedios, también en Alicante. Un año después fueron trasladados a San Lorenzo de El Escorial, donde, desde marzo de 1959, ocupaban un lugar preeminente.
Todo este proceso se ha llevado a cabo con el más absoluto silencio por parte de los obispo españoles. De hecho, al ser preguntado durante la rueda de prensa convocada para informar de los asuntos tratados por los pastores españoles, el secretario general de la Conferencia Episcopal, César García Magán, compartió que “no tenemos nada que decir porque los restos pertenecen a una familia y la familia decide donde entierra a su difunto”. “