Los prelados se oponen a un llamamiento ante la Comisión de Participación Ciudadana y Peticiones Públicas del Parlamento de Escocia
Los obispos escoceses han enviado un llamamiento al Parlamento nacional escocés en Birmingham para rechazar las propuestas para despenalizar el aborto. Un requerimiento dirigido al Gobierno para que ha recibido una petición a través de la Comisión de Participación Ciudadana y Peticiones Públicas del Parlamento pata que presente una legislación que despenalice totalmente los servicios de aborto.
El aborto es un delito según el derecho consuetudinario escocés, pero es legal en la mayoría de los casos desde la Ley del Aborto de 1967. Unos supuestos que pasan porque el embarazo “no ha superado su vigésimo cuarta semana y que la continuación del embarazo implicaría un riesgo, mayor que si se interrumpiera el embarazo, de perjuicio para la salud física o mental de la mujer embarazada o de cualquiera de los hijos existentes de su familia; o que la interrupción es necesaria para evitar un daño grave y permanente a la salud física o mental de la mujer embarazada; o que la continuación del embarazo implicaría un riesgo para la vida de la mujer embarazada, mayor que si se interrumpiera el embarazo; o que existe un riesgo sustancial de que si el niño naciera sufriría anomalías físicas o mentales tales que lo dejarían gravemente discapacitado”, según recoge Crux.
Los obispos advierten que si se despenaliza el aborto en Escocia, esta pasaría atener uno de los regímenes de aborto más extremos del mundo, muy alejado del plazo de aborto de 12 semanas de la mayoría de los países de la Unión Europea. Y es que la petición quiere permitir el aborto hasta el nacimiento por cualquier motivo, incluido el aborto por razón de sexo y por cualquier discapacidad, por grave que sea; y daría lugar a la eliminación del requisito de que dos médicos firmen un aborto, lo que podría poner en peligro a las mujeres embarazadas, eliminando las sanciones penales para los abortos realizados en entornos inseguros o bajo coacción.
“Cada aborto supone la pérdida de una vida humana inocente. Hacemos un llamamiento al Parlamento escocés y al Gobierno escocés, en los términos más enérgicos posibles, para que reconozcan la realidad del aborto, que es siempre fatal para el niño prenatal”, reclaman los obispos. Estos señalan que “las estadísticas siguen confirmando que las mujeres de las zonas más desfavorecidas de Escocia tienen el doble de probabilidades de abortar que las mujeres de las zonas menos desfavorecidas. Esto sugiere que la pobreza desempeña un papel importante en la decisión de una mujer de abortar. El Estado tiene la obligación de apoyar a las mujeres y familias que se encuentran en circunstancias tan difíciles y que sienten que no tienen otra opción”.
“Hacemos un llamamiento a los parlamentarios y líderes políticos para que trabajen con el fin de aumentar los esfuerzos para promover alternativas al aborto, para garantizar el apoyo disponible para las mujeres que experimentan un embarazo en crisis, y para reconocer y hacer cumplir la igualdad de derechos para el niño en el vientre materno, el primero de los cuales es el derecho a la vida”, proponen los prelados. “La marca de una sociedad humana y compasiva es trabajar a través de las dificultades y desafíos a los que se enfrentan las mujeres en el caso de un embarazo en crisis de una manera que afirme la vida, no que la destruya”, concluyen.