Defiende que “somos lo que pensamos” y previene contra esa costumbre tan extendida hoy en día de “dejar que los hechos se resuelvan directamente por medio de las emociones”. Por eso, en ‘La sabiduría que duerme en ti. Inteligencia emocional’ (Verbo Divino), J. Nicolás Vigo Pineda nos invita a despertar el conocimiento que cada uno llevamos dentro, para emprender el camino de “una vida serena, lógica y razonada” como garantía de felicidad. Un ejercicio en el que, según este agustino recoleto y periodista peruano, juega un papel fundamental la educación de nuestras emociones. Dicho de otro modo, se trata de forjar la personalidad con “elementos sólidos”, dejando de lado prejuicios y tópicos.
PREGUNTA.- ¿Todos llevamos un sabio dentro esperando ser despertado?
RESPUESTA.- Todos sin excepción. El sabio está allí y espera ser despertado. Sócrates decía que el conocimiento está dentro de cada uno; por ello, nuestra tarea es alumbrarlo, para, de este modo, empezar a vivir con sabiduría. Ella nos garantizará una vida feliz.
P.- ¿Cuál es el camino para alcanzar la sabiduría? ¿Hace falta ser filósofo?
R.- El camino es práctico. Tiene que ver con la vida serena, lógica y razonada. Por ello, siempre digo que una vida bien vivida, apasionada y con sentido, no es otra cosa que la concreción de la ética, es decir, el arte de vivir bien. Todos los que nos asombramos somos filósofos. Es más, en mi libro hablo de una filosofía sencilla y cotidiana, aquella que gozaba el sabio hebreo, quien considera que Dios es su mejor posesión.
P.- Su libro es una invitación a pensar bien para ser felices, pero a menudo la mente alimenta los conflictos y el desasosiego. ¿Hay algún truco para ‘domesticarla’?
R.- Así es. Podríamos decir que el hombre de la posmodernidad padece analfabetismo emocional. La gente en realidad no actúa de forma correcta, deja que los hechos se resuelvan directamente por medio de las emociones. Esto es un error, porque entre ellas, como dice la psicología cognitiva, debe estar el pensamiento como filtro seguro, que nos ayudará a analizar los hechos y sugerirá qué emoción nos conviene dar como respuesta. No hay que olvidar que somos lo que pensamos.
P.- ¿Qué papel juega la inteligencia emocional en esa búsqueda de la felicidad?
R.- Resulta fundamental. Ella es la que nos ayuda a educar nuestras emociones, a forjar nuestra personalidad con elementos sólidos, lógicos y racionales; y, de este modo, a dejar de lado actitudes fáciles o automáticas relacionadas con los prejuicios, preconceptos y tópicos, que nos encierran en la soledad, la depresión, el fracaso o la amargura. Cuando sabemos leer correctamente los acontecimientos que nos suceden, entonces estamos ejercitando nuestra inteligencia emocional. (…)