A inicios de marzo se dio a conocer una iniciativa coordinada por el cardenal Felipe Arizmendi, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, a través de la cual se proponía incluir en la misa elementos indígenas como danzas, música, incienso y mayor participación de las mujeres.
Dicha propuesta -explicaba entonces el cardenal mexicano- tendría que ser presentada ante la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) durante su asamblea plenaria y, de aprobarse, ante el papa Francisco.
En ese sentido, el cardenal Arizmendi detalló que hace unos días los 120 obispos de México se reunieron en la 114 Asamblea Plenaria, cuyo objetivo general fue “construir, como pastores, caminos comunes para fortalecer la misión de la Iglesia y su incidencia en la realidad de nuestro país”.
En el encuentro -compartió – casi por unanimidad, se aprobaron las adaptaciones litúrgicas indígenas que, “en principio se pedían para los pueblos originarios de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, pero que, por petición explícita de los obispos, se extendieron para las demás etnias del país”.
El cardenal reiteró una vez más que con dichas adaptaciones no se pretende “volver a ritos paganos, ni es idolatría, sino que es la celebración de la Misa católica romana con expresiones propias de estos pueblos. No se quita nada a la sacralidad, sino que ésta se vive en otras formas culturales, tan legítimas y válidas como cualquier otra”.
El cardenal Arizmendi reveló que tuvo varios ataques en redes sociales “por parte de quienes menosprecian a los indígenas, juzgan y condenan lo que no conocen”; sin embargo -explicó- son indígenas tan católicos como los demás.
Acerca de la propuesta, en aquel momento habló para Vida Nueva el obispo de San Cristóbal de las Casas, Rodrigo Aguilar, quien aclaró: “no estamos cambiando el rito romano de la misa, ni inventando un nuevo rito indígena. Es el rito romano con tres elementos principales de adaptación: el servicio de guía de la oración del ‘principal’, el oficio de incensar principalmente de las mujeres, y las danzas de acción de gracias como forma de oración”.
Asimismo, Aguilar consideró que con las adaptaciones a la liturgia los pueblos indígenas se sentirán tomados en cuenta “dentro de nuestra Iglesia Católica, que ellos son sujetos de esta Iglesia y no objeto de una evangelización que viene de fuera. Se fortalecen las iglesias locales, autóctonas, dentro de la comunión con toda la Iglesia universal”.
En el territorio de la diócesis de San Cristóbal de las Casas hay aproximadamente dos 2.2 millones de habitantes, de los cuales el 70 o 75 por ciento son indígenas.