La Procuraduría General del Estado de Bolivia ha anunciado que se investigará el “gravísimo hecho” vinculado al misionero jesuita español Alfonso Pedrajas Moreno, al que se acusa de haber abusado de al menos 85 niños y adolescentes. Así lo desarrolló este fin de semana el diario El País en un reportaje sobre este sacerdote que estuvo destinado en tierras bolivianas, además de en Perú y en Bolivia, y que falleció en 2009.
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El procurador general del país latinoamericano, Wilfredo Chávez, a través de sus redes denunció que “este horror habría sido encubierto por la cúpula de la Iglesia Católica de entonces, según la publicación del periódico español”.
A través de un comunicado, la Compañía de Jesús en Bolivia ha explicado que el religioso “fue denunciado por pederastia”. Además detallado que, tras conocer las primeras denuncias la Delegación de Ambientes Sanos y Seguros inició la correspondiente investigación previa en agosto de 2022. Así, el 4 de abril de 2023 se confirmó “la verosimilitud del hecho denunciado” que ha propiciado una investigación más a fondo que “se halla en curso”.
“Manifestamos nuestro profundo pesar por el daño ocasionado a las víctimas, nos sentimos avergonzados por la situación” exponen los jesuitas bolivianos, que reafirman su compromiso de “escuchar a las víctimas, procurar hacer justicia en los casos que sea posible y continuar trabajando para acabar con esta lacra”.
‘Metida de pata’
Según desvela el periódico, el jesuita habría relatado algunos de estas agresiones en un diario personal en el que llega a calificar los abusos de “metidas de pata”. Al parecer, fue un sobrino del religioso el que descubrió el diario, lo puso en conocimiento en 2002 a la Compañía de Jesús y posteriormente se lo entregó a la Fiscalía española, que desestimó el caso por haber prescrito.
Pedrajas Moreno, conocido como “Pica”, estuvo al frente del colegio Juan XXIII, en la ciudad de Cochabamba, en los años 70. Además, también trabajó en otros centro como San Calixto, Nacional Ayacucho y en la Correccional de Menores, en La Paz. Sin embargo, en El País apuntan que el primer abuso lo habría cometido previamente en Lima. En el reportaje de investigación del periódico también se sostiene que, al menos siete superiores provinciales, habrían tenido conocimiento de las agresiones del sacerdote.