Han expresado su preocupación tanto por “el crecimiento del número de asesinatos de los defensores del territorio” como la trata de personas producto del narcotráfico
Culminó el encuentro continental de redes eclesiales de ecología integral, realizado en Bogotá, en la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y, con ello, han suscrito una declaración conjunta en el que se comprometen a seguir articulándose para defender la vida en todas sus formas y la integridad de los territorios.
Junto con los delegados de estas redes: amazónica, mesoamericana y del acuífero guaraní y gran Chaco, se unieron representantes indígenas, afro, garífunas y campesinos, que, interpelados por los problemas ambientales y sociales en sus territorios, asumieron “el desafío y compromiso de seguir conociéndonos más, buscando la cercanía en la mirada y práctica pastoral”.
Los participantes de este encuentro fueron la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (REMAM), Red Eclesial del Acuífero Guaraní y Gran Chaco, la experiencia de Cáritas El Salvador, la misión dominicana en El Seibo – República Dominicana, y los cuatro centros pastorales del CELAM.
No en balde han desgranado los atávicos problemas que afectan por igual estos territorios: el extractivismo, la minería, la explotación de hidrocarburos, la deforestación, las hidroeléctricas y el monocultivo, cuya solución no se ve a corto plazo por la falta de voluntad de los gobiernos.
Han expresado su preocupación por “el crecimiento del número de asesinatos de los defensores del territorio, líderes indígenas y comunitarios” como la trata de personas, en especial, de mujeres y niños, víctimas de los tentáculos del narcotráfico.
Otro de los problemas que afectan a las comunidades es el del agua: “Constatamos que está siendo mercantilizada y envenenada; dañando la salud, no permitiendo que se regeneren los ecosistemas. Así se transforma en un motivo de conflicto entre pueblos vecinos, regiones y naciones”, por ello, consideran que el agua es un derecho humano al que todos deben tener acceso.
Confiesan que durante sus días de encuentro “vivimos una dinámica de sinodalidad, donde pudimos escucharnos con profundidad y respeto”, porque “nos involucramos desde nuestro interior, con nuestros cuerpos y sentimientos, en medio de una realidad que nos grita y clama por justicia”.
Frente a este complejo escenario “compartimos la misma esperanza de la resistencia, y la confianza que Dios nos acompaña, y nos da su fuerza”, por lo que “reconocemos y creemos que el territorio es un lugar teológico. Unidad, diversidad y relaciones amorosas y cuidadosas, reflejan la imagen trinitaria”.
Afirman que “la destrucción de la Casa Común es pecado ecológico” como establecieron en el Sínodo amazónico, mientras que “el papa Francisco reclama un desborde de la Iglesia para asumir con claridad el clamor de la tierra y el grito de los pobres como “no un camino más, sino el único camino posible”.
“Queremos promover la evangelización, desde una espiritualidad que dialogue con las cosmovisiones de cada uno de los distintos pueblos que están presentes en nuestros territorios. Porque todo está conectado y eso nos invita a madurar una espiritualidad de la solidaridad global que brota del misterio de la Trinidad”, acotaron.
Por ahora plantean cuestiones como: ¿Cuáles son los temas y opciones que tenemos en común? ¿Qué nos une? ¿Cuáles son los desafíos que podemos enfrentar juntos? Para sentirse identificados desde “los principales signos de esperanza que reconocemos”.
Entre estos: “las redes y experiencias insertas y comprometidas, la voz y magisterio del Papa Francisco en la Encíclica Laudato Sí’, la Asamblea Eclesial de Latinoamérica y el Caribe, la enseñanza de tantos profetas locales, el Sínodo de la Amazonía, el profetismo y la sangre derramada de tantos mártires, amigos y hermanos nuestros”.
Puesto que a pesar de las dificultades externas e internas “las esperanzas son más grandes que los dolores” toda vez que agradecen al CELAM esta invitación, y junto con la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) y Cáritas Latinoamérica, esperan dar continuidad a las acciones.
Foto: CELAM