La escritora, finalista del Premio Planeta 2018 promociona su nueva novela: ‘Si no amaneciera’, una obra que es el diálogo entre un padre y una hija. Los personajes de ficción son Manuel y Anita, pero en nuestra entrevista resulta inevitable que se conviertan en Fernando (Sánchez Dragó) y Ayanta. Porque la delgada línea que los separa solo es una: la emoción (y el buen pulso narrativo) con la que lleva cuatro años escribiendo este largo adiós al padre.
PREGUNTA.- ‘Si no amaneciera’ evoca en Anita el deseo de revivir lo perdido, curar lo vivido. ¿Era ese su sentimiento como escritora también?
RESPUESTA.- Es la historia de un padre y una hija, un capítulo el padre y un capítulo la hija. En realidad es una oración de la hija puesto que la historia se desarrolla en 24 horas en las que se cuentan 100 años de historia. Y es el deseo, la oración de esta hija para que no amanezca. Porque cuando amanezca su padre habrá muerto.
P.- Leer en voz alta sería una manera de rezar…
R.- Escribir este libro es una larga oración para detener el tiempo, que no amanezca porque te va a quitar algo fundamental: la figura del padre.
P.- ¿Cuánto de su padre hay en Manuel y cuánto de usted en Anita?
R.- Mucho. Siendo una novela de ficción… En el fondo son un padre y una hija que se quieren y que su relación va cambiando a lo largo del tiempo. Me apetecía reflexionar sobre esto y por eso escribo esta novela, aunque se ha dado la circunstancia de que se publica a los 15 días del fallecimiento de mi padre y eso pertenece al misterio en el que todos estamos involucrados. Esto es inexplicable. Pero en los últimos cuatro años he estado escribiendo este libro y es un largo adiós al padre. Y ese era mi miedo. Mi padre no era inmortal, pero sí un ser casi mitológico.
P.- ¿Llegó a leer las galeradas?
R.- Lo leyó. Me mandó un correo diciéndome: “El libro exige una honda conversación”. Llegó a decirme que le había acompañado hasta la muerte. No podía imaginar lo que sucedería después. Pero ahora lo estaría viviendo con gran alegría. (…)