En una calurosa mañana en Roma, el papa Francisco ha salido puntual a las 12:00 horas a la ventana del palacio apostólico vaticano para rezar el Regina Coeli junto a los miles de fieles concentrados en la plaza de San Pedro. Haciendo referencia al Evangelio de la liturgia de hoy ( Jn 14,1-12), que está tomado del último discurso de Jesús antes de su muerte, Francisco ha señalado que “el corazón de los discípulos está turbado, pero el Señor les dirige palabras tranquilizadoras, invitándolos a no tener miedo: en verdad, no los abandona, sino que va a prepararles un lugar y guiarlos hacia esa meta”.
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“Hoy el Señor nos indica así a todos el maravilloso lugar a donde ir -ha continuado-, y, al mismo tiempo, nos dice cómo ir allí, nos muestra el camino a seguir. Nos dice adónde ir y cómo ir allí”.
Adónde ir
Primero, adónde ir. “Jesús ve la perturbación de los discípulos, su miedo al abandono, tal como nos sucede a nosotros cuando nos vemos obligados a separarnos de alguien a quien amamos. En la casa del Padre, dice a sus amigos y a cada uno de nosotros, hay sitio para vosotros, sois bienvenidos, seréis acogidos para siempre por el calor de un abrazo, ¡y Yo estoy en el Cielo para prepararos un lugar!”.
Como ha indicado Jorge Mario Bergoglio, “esta Palabra es fuente de consuelo y de esperanza. Jesús no se separó de nosotros sino que nos abrió el camino, anticipándonos a nuestro destino final: el encuentro con Dios Padre, en cuyo corazón hay un lugar para cada uno de nosotros. Entonces, cuando experimentamos fatiga, desconcierto e incluso fracaso, recordamos hacia dónde se dirige nuestra vida”.
Y ha añadido: “No debemos perder de vista la meta, aunque hoy corremos el riesgo de olvidarla, de olvidar las preguntas finales, las importantes: ¿hacia dónde vamos? ¿Hacia dónde caminamos? ¿Para qué vale la pena vivir? Sin estas preguntas, aplastamos la vida solo en el presente, pensamos que tenemos que disfrutarlo lo más posible y terminamos viviendo el día a día, sin una meta”.
Cómo ir allí
“Una vez que hemos descubierto el destino, nos preguntamos: ¿cómo ir allí? A veces, sobre todo cuando hay grandes problemas que afrontar y existe la sensación de que el mal es más fuerte, uno se pregunta: ¿qué debo hacer, qué camino debo seguir? Jesús mismo es el camino a seguir para vivir en la verdad y tener vida en abundancia”, ha explicado.
Del mismo modo, ha aseverado: “Él es el camino y, por tanto, la fe en Él no es un ‘paquete de ideas’ para creer, sino un camino por recorrer, un camino por hacer, un camino con Él. Es seguir a Jesús, porque Él es el camino que lleva a la felicidad. Es imitarlo, especialmente con gestos de cercanía y misericordia hacia los demás”. Por eso, “la brújula para llegar al Cielo es amar a Jesús”.
En este sentido, ha pedido que “no nos dejemos abrumar por el presente; miremos al Cielo, recordemos nuestra meta, pensemos que estamos llamados a la eternidad, al encuentro con Dios y, desde el Cielo a nuestro corazón, renovemos hoy la elección de Jesús, la elección de amar Él y caminar en pos de Él”.
Camino de santidad
Después de la oración, el papa Francisco ha recordado que ayer, sábado, se celebraron dos beatificaciones: en Montevideo (Uruguay) fue beatificado Jacinto Vera, que vivió en el siglo XIX, y fue un “pastor que cuidó a su pueblo, favoreciendo la reconciliación social”. Por otro lado, el Papa ha señalado que en “Granada, España, fue beatificada Conchita Barrecheguren, quien debido a su enfermedad, soportó el sufrimiento con gran fuerza espiritual, suscitando en todos admiración y consuelo”.
En sus saludos, el Papa se ha dirigido de forma especial a los miembros de la asociación Meter, presentes en la plaza de san Pedro junto a su fundador, Fortunato di Notto. La asociación tiene como objetivo “prevenir la violencia contra la infancia, en Roma celebrando la 28 jornada de los niños víctimas de violencia”, por lo que el Papa les ha animado a que “no se cansen nunca de estar de parte de los niños, porque ahí está Cristo”.
Por otro lado, Francisco ha enviado sus bendiciones a los nuevos guardias suizos y a sus familias, que prestaron juramento ayer, 6 de mayo, y, para concluir, ha pedido que “este mes de mayo elevemos el rezo del rosario, especialmente por la atormentada Ucrania, para que los gobernantes puedan escuchar el grito de la gente que espera la paz”.