El obispo Silvio Báez resalta la grandeza y dignidad del pueblo nicaragüense ante la “Iglesia perseguida”

Al presidir una misa con la comunidad nicaragüense en Estados Unidos, el obispo exiliado pidió soñar con una patria en la que se respeten los derechos de todos y donde disentir del poder no sea un delito

Silvio José Báez

Desde el exilio en Estados Unidos, el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, aseguró que, pese a la “opresión y crueldad” que pesa sobre el pueblo nicaragüense, éste ha demostrado su “grandeza y su dignidad, su espíritu indomable y su vocación de libertad y de justicia”.



“Los tiranos no han podido someter a nuestro pueblo; un pueblo recio, noble, valiente y creyente, que sigue resistiendo, soñando y luchando”, aseguró el obispo en su homilía con motivo de la misa del ‘Primer Encuentro Pastoral ‘con la comunidad nicaragüense en Chicago.

En su homilía, pidió soñar con una patria “nueva en la que no haya opresores ni oprimidos, en donde se respete la dignidad y los derechos de todos, donde seamos capaces de renunciar a intereses particulares para compartir nuestros bienes e intereses en paz y justicia y en donde disentir del poder no sea un delito, no se turben su corazón, no pierdan la calma, confíen en Dios”.

Sin hacer referencia directa a la persecución que sufre la Iglesia Católica en Nicaragua, el obispo Báez –quien en 2021 tuvo que dejar ese país tras descubrirse un plan para asesinarlo- expresó que existen en las historias de los pueblos épocas dolorosas, en las que parece prevalecer la ambición de poder, la irracionalidad de la violencia y el irrespeto a la libertad y a la dignidad de las personas.

Pese a eso -dijo- Jesús “nos invita a confiar en Dios y a confiar en él”, pues “aun cuando parezca que los caminos se van cerrando y sintamos que las soluciones son inalcanzables, no dudemos de que el Dios de la vida actúa“.

Consideró que los últimos cinco años han sido “duros” para los nicaragüenses, pero “no todo ha sido negativo… en estos años nos hemos vuelto más cercanos y solidarios unos con otros; el dolor nos ha hecho madurar como sociedad; nos hemos vuelto más conscientes de nuestra realidad por realizar un cambio social pacífico y construir una sociedad más justa”.

Iglesia, testigo de la verdad de Dios

El obispo Báez aseguró que son también un signo de Dios en su historia “las innumerables víctimas de la represión; los presos políticos, los exiliados, los perseguidos; entre esta larga historia de víctimas no podemos dejar de recordar a nuestro amado hermano monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, testigo del evangelio y profeta de Dios, injustamente ultrajado y encarcelado”.

“Esta larga lista de nombres –añadió- de rostro y de historias, representan la semilla de un futuro diferente y más humano que el Señor ya comenzó a sembrar a través nuestro y que quiere para nuestro país”.

La historia de Nicaragua en los últimos cinco años –continuó el obispo- tampoco se comprende sin la presencia ni la misión de la Iglesia, que sigue siendo calumniada, perseguida y ultrajada solamente por ser fiel a la misión que ha recibido de Jesús por ser testigo de la verdad de Dios y denunciar la mentira y la injusticia, y defender a las víctimas y la dignidad de las personas”.

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