El Papa ha recibido este lunes en audiencia a la Congregación del Espíritu Santo, que, tal como ha subrayado Francisco, “gracias a su voluntad de cambio y perseverancia ha permanecido fiel al espíritu de sus orígenes: evangelizar a los pobres, aceptar misiones donde nadie más quiere ir, preferir el servicio a los más abandonados, respetar los pueblos y las culturas, formar al clero local y laicos a un desarrollo humano integral, todo en la fraternidad y sencillez de vida y en la oración asidua”.
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En este sentido, el Papa ha animado a los presentes a orar: “Por favor, esto último es importante. Oren, no dejen la oración”, ha dicho, subrayando que esta no debe ser solo “oración formal”. “¡Oren! ¡Oren en serio!”, ha insistido.
“Sin excluir a nadie”
“Vuestro carisma, abierto y respetuoso, es particularmente precioso hoy, en un mundo donde el desafío de la interculturalidad y la inclusión es vivo y urgente, dentro y fuera de la Iglesia”, ha continuado el Papa. Por eso, les ha animado a que no abandonen su “valor y libertad interior”. “Cultivadla y haced de ella un rasgo vivo de vuestro apostolado”, ya que “son muchos los hombres y mujeres que todavía necesitan del Evangelio, no sólo en las llamadas ‘tierras de misión’, sino también en el viejo y cansado Occidente”.
“Mirad a cada uno con los ojos de Jesús, que quiere encontrarse con todos, ¡con todos! No olvidéis esto: todos, acercándose especialmente a los más pobres, tocándolos con las manos, fijando su mirada en las de ellos. Y llevar a cada uno el soplo fresco y vital de su Espíritu, que es el verdadero protagonista de la misión”, ha aseverado. “Dejaos guiar por él”, ha insistido, “dejad que os ilumine, que os dirija, que os empuje donde él quiera, sin poner condiciones, sin excluir a nadie, porque es él quien sabe lo que se necesita en cada época y en cada momento”.