El Papa ha recibido hoy a los participantes en la Asamblea General de la organización después de que el pasado mes de noviembre destituyese a toda su cúpula
Caritas Internationalis ha dado comienzo, este 11 de mayo, su Asamblea General. Un momento esperado y de especial importancia después de que el papa Francisco cesara a toda la cúpula de la organización el pasado mes de noviembre a través de un decreto que explicaba esta decisión con la intención de “favorecer la propuesta de renovación de la institución”. Designaba entonces al consultor italiano Pier Francesco Pinelli como comisario extraordinario, hasta que la celebración de esta Asamblea –que durará hasta el 16 de mayo– establezca una nueva cúpula.
En este contexto, el Papa ha recibido hoy en el Palacio Apostólico a los participantes en la Asamblea, dando así inicio a la misma. Y, durante su discurso, el Pontífice ha recordado a los presentes que “el origen” de la actividad caritativa de Caritas Internationalis “es Cristo”. “En el sacramento de la Eucaristía, signo de la presencia viva, real y permanente de Cristo que se ofrece a sí mismo por nosotros, que ama primero sin pedir nada a cambio”, ha aseverado.
Por ello, “podemos corresponder al amor que Dios tiene por nosotros para convencernos en signo e instrumento de este amor por los demás”, ya que “no hay mejor manera de mostrarle a Dios que entendemos el significado de la Eucaristía que presentándoles lo que recibimos de nosotros”.
Así, Francisco ha subrayado que es importante acudir a la fuente —”el amor de Dios por nosotros”—, porque “la identidad de Caritas Internationalis depende directamente de la misión que recibió”. Y es que “lo que la distingue de otras organizaciones que trabajan en el ámbito social es su vocación eclesial y, dentro de la Iglesia, lo que concreta su servicio respecto a las numerosas instituciones y asociaciones eclesiales dedicadas a la caridad es el ámbito de ayuda y colaboración con los obispos en el ejercicio de la caridad pastoral, en comunión con la Sede Apostolica y en sintonía con el Magisterio de la Iglesia”.
“Sin la confesión de fe en Dios Padre, que es principio de todo bien; sin la experiencia de la amistad con Cristo, que ha mostrado al mundo el rostro del amor trinitario; sin la guía del Espíritu Santo, que orienta la historia de la humanidad hacia la posesión de la vida plena”, ha insistido el Papa, “no queda más que apariencia. Ya no el bien, sino sólo una apariencia de bien”, ante lo cual “sería fácil entonces perder de vista el fin de la diaconía a la que estamos llamados: llevar la alegría del Evangelio, la unidad, la justicia y la paz”.
En este sentido, Francisco ha aseverado que “sería fácil apoyar esas lógicas mundanas que inducen a perderse en el activismo pragmático y a extraviarse en los particularismos que desgarran el cuerpo eclesial”. “Es la caridad la que nos hace ser. Cuando acogemos el amor de Dios y amamos en Él, accedemos a la verdad de lo que somos, como individuos y como Iglesia, y comprendemos profundamente el sentido de nuestra existencia”, ha aseverado. “No sólo entendemos la importancia de nuestra vida, sino también cuán preciosa es la de los demás. Podemos reconocer claramente que cada vida es irrenunciable y que a los ojos de Dios se ve como un prodigio”.
“¿Quieres saber si un cristiano vive la caridad? Entonces mira si está dispuesto a ayudar de buen grado, con una sonrisa en los labios, sin quejarse ni enfadarse”, ha continuado el Papa, ya que “la caridad es paciente —escribe Pablo—, y la paciencia es la capacidad de sostener las pruebas inesperadas, las fatigas cotidianas, sin perder la alegría y la confianza en Dios”.
Por otro lado, ha señalado que “salir de la autorreferencialidad, dejar de considerar lo que nosotros queremos como el centro alrededor del cual debe girar todo, a costa de doblegar a los demás a nuestros deseos, no sólo nos exige contener la tiranía del egocentrismo, sino que nos pide también una actitud dinámica y creativa, que permita que afloren las cualidades y los carismas de los demás”. En este sentido, vivir la caridad, para Francisco, “significa ser magnánimos, benévolos, reconociendo por ejemplo que, para trabajar juntos de un modo constructivo, es necesario en primer lugar dar espacio al otro”. Y esto se consigue cuando “nos abrimos al diálogo y a la escucha, aceptando con flexibilidad las opiniones que son distintas a las nuestras, sin enrocarnos en nuestras posiciones, sino más bien buscando un punto de encuentro, una vía de mediación”.
Finalmente, el Papa ha señalado que “Caritas Internationalis fue pensada y querida para dar expresión a la comunión eclesial, al ágape intraeclesial, para ser un medio y una manifestación de estos, mediando entre la Iglesia universal y las Iglesias particulares, sosteniendo el compromiso de todo el Pueblo de Dios en el ejercicio de la caridad”. Por eso, su tarea es la de “cooperar en la siembra de la Iglesia universal, anunciando el Evangelio con las buenas obras”, lo cual no consiste solo en “poner en marcha proyectos y estrategias que resulten victoriosas, que persigan la eficacia, sino saberse dentro de un proceso constante y continuo de conversión misionera”. Por eso, “no es baladí recordar la íntima unión entre el camino de santidad personal y la conversión misionera eclesial. Quien trabaja para Cáritas está llamado a dar testimonio de ese amor ante el mundo. Sean discípulos misioneros, ¡sigan las huellas de Cristo!”.
Además, ha recordado que “están llamados a acompañar a las Iglesias locales en la realización de su compromiso activo con la caridad pastoral”. Por eso, ha animado a cuidar “la formación de personal competente, capaz de llevar el mensaje de la Iglesia a la vida política y social, ya que “el desafío de un laicado consciente y maduro es más actual que nunca, porque su presencia se extiende a todos los ámbitos que tocan directamente la vida de los pobres”.
Por último, Francisco les ha rogado unidad. “Vuestra confederación está hecha de muchas identidades. Vivan esa diversidad como una riqueza, la pluralidad como un recurso. Compitan en estimarse recíprocamente, dejando que los conflictos lleven al debate, al crecimiento, y no a la división”.