‘Homosexualidad e Iglesia’. Así rezaba el título de la conferencia que el jesuita Josep Baquer tenía que pronunciar en el Centro Loyola de Pamplona el 8 de mayo. Sin embargo, tres días antes, después de la presión en redes sociales, el arzobispo Francisco Pérez pidió explicaciones a la Compañía de Jesús y acordaron cancelar el evento organizado por el Grupo Padis (Pastoral de la Diversidad Social), vinculado a CVX, a quienes el sacerdote y teólogo sí pudo dar un retiro el día anterior en Javier. Además, próximamente ofrecerá la controvertida conferencia en otra diócesis. Pero, ¿qué iba a decir el autor del libro La bendición de la pareja humana que le llevara a ser vetado?
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“Según el Antiguo Testamento, el matrimonio es un sacramento del amor de Dios a su pueblo (amor y fidelidad) recibido acogido y celebrado como un Don de Dios a la comunidad. Según la Patrística, el matrimonio es un sacramento del amor de Cristo a la Iglesia (amor y fidelidad) recibido acogido y celebrado como un Don de Dios a la comunidad”, afirma el jesuita en dicho libro. Entonces, “la pregunta del millón”: “Si eso es así, ¿acaso el amor y la fidelidad entre dos personas homosexuales no es (está llamado a ser) sacramento del amor de Dios a su pueblo, de Cristo a su Iglesia?”.
El 15 de marzo de 2021, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe publicaba un ‘Responsum ad dubium’ sobre las bendiciones gays. “En el documento se afirma que la Iglesia no tiene el ‘poder’ de bendecir porque ‘no puede disponer de los designios de Dios’. Pero en cambio, parece que sí tiene el poder de afirmar cuáles son estos ‘designios de Dios’ y de afirmar que han sido ‘revelados por Dios’”, reconoce el jesuita en el material de esta conferencia al que ha tenido acceso Vida Nueva.
“Sufrir la exclusión”
Del mismo modo, añade: “Cuando la única argumentación es la de autoridad, significa que no hay demasiados argumentos para justificar nada”. “Y mientras tanto, las personas homosexuales que se aman y quieren formar pareja y matrimonio, con un proyecto de familia, ¡a seguir sufriendo la exclusión fáctica originada por la Iglesia jerárquica!”, apostilla. Para Baquer, “la pregunta que muchos se harán y que yo comparto es: ¿cómo debe ser un Dios que tiene este tipo de ‘designios’? ¿Realmente puede que sea el Dios y Padre de Jesús, el Señor?”.
El jesuita expone que “la Iglesia a lo largo de los siglos ‘ha bendecido’ toda clase de matrimonios de conveniencia sin que hubiera traza alguna de ‘amor’: por exigencias dinásticas entre reyes; por intereses económicos y familiares; se ha forzado a casarse a parejas de jóvenes por el hecho de estar ella embarazada y evitar escándalos…”. Por ello, se pregunta: “Cuando dos personas gays o lesbianas, por puro amor, y después de muchas dificultades en el ámbito familiar, social y eclesial (por supuesto) deciden formalizar su proyecto de amor y formar una familia, ¿no pueden expresar públicamente su amor en el seno de la Iglesia y no pueden recibir su bendición?”.
Y va más allá: “Parece lógico formular otra pregunta: ¿quién me puede impedir (prohibir) a mí, presbítero, bendecir el ‘amor’ que Dios ha derramado en esas personas?”. Baquer recalca que “la Iglesia no puede hacerse la sorda: no puede porque es el clamor del Espíritu, y al Espíritu no se le acalla con un ‘responsum’”. “Nos compete a todos oír el clamor, el grito del Espíritu y actuar en consecuencia”, subraya.